Qué extraño
llamarse Federico (Che strano chiamarsi Federico. Director Ettore
Scola. Italia. 2013) es un juego de la memoria. Hace muchos años, el
joven aspirante a cineasta Etore Scola iniciaba su carrera al lado de
un gigante de la cinematografía mundial.
Federico Fellini
marcó un antes y un después en la historia del cine. Imprimió en
sus películas una serie de temas y preocupaciones muy íntimas en
torno al tránsito a la vida adulta en filmes como Los inútiles
(I vitelloni. Italia y Francia. 1953) y Amarcord (Italia y Francia.
1973). Fellini también reflexionó sobre su arte, el
cinematográfico, en películas ampliamente reconocidas como 8½
(Italia y Francia. 1963) y Entrevista (Intervista. Italia.
1987). Tampoco fue ajeno a su momento histórico. Muy distintas entre
sí, pero La calle (La strada. Italia. 1954) y La dulce
vida (La dolce vita. Italia y Francia. 1960) fueron amargos
retratos de Italia en la posguerra.
Mas joven que él,
las películas de Ettore Scola nunca dejan de ser iluminadas, de
alguna manera, por el cine de Fellini: Un día especial (Una
giornata particolare. Italia y Canadá. 1977), Sucios feos y malos
(Brutti, sporchi e cattivi. Italia. 1976) y de Splendor (Italia y
Francia. 1989) son obras sin duda alguna de Ettore Scola, que se
apropian y dialogan con Fellini.
Ambos cineastas
derrotaron al realismo mediante la poesía. En sus filmes las
metáforas cuentan aún mas que la anécdota. Sólo el cinéfilo con
voluntad y capacidad de interpretar puede acceder a su cine como una
totalidad. Mas que narradores, Fellini y Scola son en mayor y menor
medida, poetas que filman su momento.
Federico Fellini
murió hace 21 años. En su última etapa como creador vivió muchos
problemas. Mientras en los sesentas sus películas eran grandes
sucesos en Estados Unidos, La voz de la luna (La voce della
luna. Italia y Francia. 1990) no encontró distribuidor en ese país.
Ettore Scola
también llevaba 10 años sin filmar desde que se estrenó Gente
de Roma ( Gente di Roma. Italia. 2003). A sus 82 años regresó
con este juego de la memoria, con esta especie de cine reflejo, donde
el alumno y el amigo busca mirarse en el otro amigo que también es
maestro.
Qué extraño
llamarse Federico, la película de Etore Scola no es un típico
documental de hecho excede la definición de documental aunque trata
de personajes que existieron en el mundo real. Explora el encuentro
de entre Fellini y Scola, ocurrido en la juventud temprana de ambos,
presenta los recorridos nocturnos de ambos por Roma en busca de un
resorte que impulsará su creatividad, visita los lugares donde
Fellini filmó.
Y si bien recurre
a imágenes de archivo tanto fotográficas como fílmicas, Scola las
utiliza como puertas para jugar con la memoria. Le da un gran peso a
las recreaciones. Hay actores que interpretan a Fellini, a Scola e
incluso a Marcelo Mastroiani en su edad madura. Maravilloso momento
es cuando la mamá de Marcelo Mastroiani le reclama a Ettore Scola
por haberle dado papeles tan feos a su hijo. La señora le dice que
debería aprender de lo bien que filmaba Fellini.
El Federido
Fellini de Scola es iconogáfico. Su simple caracterización: abrigo
y sombreros pardos, lentes de resina y bufanda roja es suficiente
para ser usado como un símbolo, no de su propia vida, sino de su
importancia como ícono cultural italiano.
Un Oscar para
Fellini era un Oscar para toda la comunidad, dicen en la película.
Ettore Scola no hace un análisis de la obra. Mas bien nos transporta
a un ensueño colectivo. Poéticamente nos hace pensar en la
trascendencia del la obra de Fellini en la imaginación de la gente,
incluso en aquella que no ha visto sus películas.
Este tono se
resume en la bella secuencia donde Fellini se escapa de su propio
funeral y dos policías salen corriendo detrás de él.Las películas
de Fellini siempre tuvieron esa amargura de contiene la vida real,
que irremediablemente termina con la muerte y que transcurre muchas
veces sin sentido. Pero la película de Ettore Scola nos remite al
lado festivo, extravagante, vital, que precisamente se llama
fellinesco, del cine del gran creador italiano.
Los amantes del
cine deben ver esta película. Y luego, si no las conocen, deben
visitar el italianísimo mundo de las películas de Ettore Scola y
Federico Fellini.
Qué extraño
llamarse Federico se exhibe en San Luis Potosí como parte de la
56 Muestra Internacional de cine el martes 27 de mayo en la Cineteca
Alameda. Las funciones están programadas a las 16:00, 18:15 y 20:30
horas.