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jueves, 2 de julio de 2015

Las tres luces


El ciclo de Cine “Realidades Fantásticas” se inscribe dentro de las actividades que rodean la exposición de José Jayme llamada “Entre la Vida y la Muerte”. Por invitación de Ofelia Zacarías y de Alba Martín seleccioné tres películas que se relacionan con las corrientes pictóricas del siglo veinte que determinaron la forma de la obra del pintor potosino.
El siguiente texto son mis notas para la presentación de la primera de los tres filmes que dialogan con una o con varias maneras de entender y de practicar el arte: el expresionismo, el surrealismo y el muralismo.
Corresponde a Las tres luces, también conocida como La muerte cansada (Título original: Der müde Tod) film alemán mudo del año 1921 del director austriaco Fritz Lang, que fue exhibida el día 24 de junio de 2015 en el Museo Francisco Cosío de San Luis Potosí.
Antes de ver la película me gustaría resumir brevemente una parte de la vida de su realizador con la idea de contextualizar la película. Fritz Lang nació en Viena la capital de Austria en 1890. Su padre era arquitecto y quiso que su hijo siguiera sus pasos. Su madre era un ama de casa de ascendencia judía. Lang se opuso a la voluntad paterna para seguir su primera vocación: la pintura.
Sin embargo se percibe, en su obra conjunta, rasgos definidos por su formación arquitectónica en la construcción del espacio en pantalla, siempre preciso y en el caso de Las tres luces, producto de un perfeccionismo intencional e intelectualizado. Vean ustedes, por ejemplo, la concepción de la gran pared que rodea los terrenos de la muerte y la manera cómo pone a en ella a los personajes.
Las tres luces. Fuente: Voiceover's Blog
Alejándose de la figura paterna y siendo muy joven aún, Lang viajó por el mundo. Conoció África del Norte, el Cercano Oriente, China, Japón y llegó hasta la isla de Malí. Regresó a Europa para reconciliarse con su padre y decidieron que siguiera estudiando arte en París, donde entró en contacto con las propuestas del expresionismo.
El arranque de la Primera Guerra Mundial puso fin a las aspiraciones de pintor que tenía Lang: tuvo que regresar a Viena y alistarse en el ejército que peleó contra Francia. Hay biógrafos que dicen que alcanzó a montar una exposición y otros que no fue así.
Entró en combate y fue herido en varias ocasiones. Lo condecoraron y finalmente fue licenciado con grado de teniente. Pasó los últimos años de la guerra en un hospital, convaleciente y deprimido. Algunos autores dicen que en una acción militar quedó herido del ojo y se vio obligado a usar un monóculo de por vida. Otros aseguran que el accidente donde perdió parte de la visión ocurrió después.
Fritz Lang. Fuente: The Red List
 Fritz Lang no percibe la guerra como algo heroico. Mas bien la visualiza como un asunto entre absurdo y trágico. Sus anécdotas de la guerra tienen algo del tono que Stanley Kubrick le puso a su filme La patrulla infernal (Paths of Glory. Estados Unidos. 1957) pero están teñidas de negro por el humor.
En su convalecencia empezó a escribir textos que podrían haber sido tratamientos o guiones de cine y que pudo poner en manos de un importante productor y director alemán llamado Joe May, quien los llegó a filmar y, acabando la guerra, le da trabajo en los estudios Decla de Berlín.
Las tres luces puede que sea su octava película, aunque no tenemos información completa de aquellos años. Lo cierto es que es la primera inscrita en el contexto del expresionismo alemán. La cinematografía germana se iba a volver importante, famosa e internacional en la década de 1920, entre otras cosas, por adscribirse voluntariamente a la vanguardia expresionista, conformada no solo por alemanes, sino por artistas provenientes de diversas latidudes.
El expresionismo en el cine llega a sustituir la primera vocación del aparato inventado por los hermanos Lumière (crear una ilusión de la realidad) por la necesidad de expresar lo que el director quiere decir, aún a costa de un apego a la representación “objetiva” del mundo.
En el expresionismo fílmico las imágenes no pretenden ser realistas, buscan mas bien reflejar un estado de ánimo sombrío, el pesimismo y escepticismo que coincide con el derrumbe del orden imperial germánico, las crisis políticas y económicas de la República de Weimar y el ascenso del nacional socialismo.
Pero este pesimismo en las películas de Lang está matizado por un fuerte ímpetu romántico. Sus personajes, como la chica que protagoniza la película (y que es interpretada por la gran actriz Lil Dagover) se enfrentan a situaciones de diverso orden que no pueden romper, como son la inexorabilidad de la muerte; pero también asuntos de orden social: el poder, la avaricia, y otros mas. Los personajes siempre están dispuestos a luchar contra ese orden, a no permanecer estáticos. A ello se refiere cuando se habla de ímpetu romántico.

Lil Dagover. Fuente: Dr. Macro's.
Lang entendía el cine como la historia de la raza humana contra el medio que busca determinarlos. A él le ocurrió por lo menos dos veces en las dos guerras mundiales, cuando su vida dio giros inesperados. La muerte, en “Las tres luces”, es una muerte humana, cansada de llevar a cabo su labor. Quizá se perciba así después de los millones de muertos que causó la primera guerra mundial.
Para la realización de sus escenarios, fundamentales en la concepción fílmica expresionista (al grado de sacrificar la mesura en el trabajo actoral para convertirlos en un elemento mas de el decorado – eso si con profunda significación – en otros filmes como El gabinete del Dr. Caligari [Das Cabinet des Dr. Caligari. Robert Weine. Alemania. 1920] y Metrópolis [Metropolis. Fritz Lang. Alemania. 1927]) Lang contó con la colaboración de pintores expresionistas de primer orden como Walter Röhrig y diseñadores de arte adscritos a la corriente como Hermann Warm y Robert Herlth.
Las tres luces es una película pausada donde cada imagen ocupa un tiempo considerable en pantalla. No hay que perder de vista la importancia de las imágenes en el film y el cuidado que les prestaron Lang y sus colaboradores. Al verla hay que apreciar sus perfectas y atrevidas composiciones.
Hay que pensar en el carácter sombrío de la época. En el desaliento de una Alemania derrotada y en crisis, en el ascenso de los nazis al poder y en la proximidad de otra guerra... Se podría descifrar el filme si vamos mas allá de su carácter fantástico si lo analizamos como una expresión de una época crispada, violenta e incierta.
Fritz Lang, en sus películas, quería abordar
El combate del hombre contra las circunstancias, el eterno problema de los antiguos griegos, del combate contra los dioses, el combate de Prometeo. Lo mismo hacemos hoy: combatimos unas ideas, luchamos contra imperativos que no nos parecen justos ni buenos para nuestro tiempo...(página 83).

Citando la entrevista que le dio Lang a Jean Domachi y a Jacques Rivette termino esta introducción a Las tres luces de Fritz Lang, que veremos a continuación.
Nota
En la presentación di cuenta de un par de anécdotas que no aparecen en estas notas.
La primera de ellas es atribuida por Fernando Méndez – Leite von Hafe al propio Lang y la use para ilustrar la visión del director de la guerra de trincheras en la primera confrontación mundial.
Un día un grupo de artilleros austríacos, apostados en una posición avanzada, se encuentra escaso de municiones, y decide no tirar más que tres salvas por batería, todas las mañanas a las nueve en punto, sin esperanza de resultado alguno, sino por principio. Todo iba bien y se desarrollaba con tranquilidad. Hasta que un buen día los italianos los hicieron trinar izando desde las trincheras un letrero que decía así: “Mañana martes tengan la amabilidad de disparar sus salvas a las diez y quince y no a las nueve”. Tomándoles la palabra a los italianos, los artilleros del glorioso ejército austríaco reúnen todo lo que les queda de municiones para la semana, y a las diez y quince lanzan un verdadero diluvio sobre las líneas enemigas. Terminado el fuego, y después de haber retirado el algodón de sus oídos, nuestros amigos austríacos levantan la cabeza para apreciar un poco los destrozos producidos: cuál no sería su sorpresa al ver alzarse un nuevo letrero desde las trincheras opuestas. En efecto, los italianos esperaban sin entusiasmo una visita de inspección de uno de sus coroneles, entre las diez y las diez treinta. El letrero decía: “Gracias amigos. El Coronel está en un estado crítico, prácticamente muerto... ” (página 24).

La segunda anécdota es mucho mas conocida. Se refiere a aquella vez en que el ministro de propaganda de Adolf Hitler, Joseph Goebbels, le ofreció hacerse cargo de la cinematografía del Tercer Reich. Se ha puesto en duda su veracidad, o al menos el hecho de que las cosas hubieran ocurrido realmente así, pero la use como ejemplo de cómo la Segunda Guerra Mundial afectó a la vida del director de Las tres luces.
La historia ha sido narrada muchas veces en términos mas o menos similares. Goebbels le ofreció a Lang la oportunidad de hacer películas para los nazis. Al parecer Metrópolis había impresionado a Hitler cuando la vio. Lang le contestó que había un problema: su madre era judía. Goebbels le habría contestado: “nosotros decidimos quién es judío”. Esa misma noche el realizador de cine tomó un tren rumbo a París y no paró hasta llegar a los Estados Unidos.
Referencias:
Jensen, Paul M. (1999) Sombras en el cine de Fritz Lang. JC Clementine. Madrid.
Kracauer, Siegfried (1985) De Caligari a Hitler. Una historia psicológica del cine alemán. Paidós. Barcelona.
Lang, Fritz; Jean Domachi y Jacques Rivette (2003) Entrevista con Fritz Lang. En Jean Renoir y otros. La política de los autores. Entrevistas. Paidós. Barcelona.
Méndez – Leite von Hafe, Fernando (1980) Fritz Lang. Su vida y su cine. Daimon. México.
Sánchez Biosca, Vicente (2004) Cine y vanguardias artísticas. Paidós. Barcelona.