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sábado, 29 de enero de 2022

Volver a La Sombra del Caudillo.



Ayer regresé a la Cineteca Alameda para ver La Sombra del Caudillo (Julio Bracho, 1960) cuya censura la volvió legendaria y que finalmente pude ver proyectada como es debido. La calidad de la copia es notable, tomando en cuenta qué se restauró a partir de positivos en 16 y 35mm. No es lo mejor, pero al parecer el negativo, está perdido para siempre.

Hay rayas blancas al costado de la imagen en varias escenas  y la nitidez cambia de un fragmento a otro.

Pero esos detalles seguro son notables únicamente para el ojo entrenado. En general nos podemos olvidar de ellos y disfrutar como nunca esta película de Julio Bracho.

Y también los detalles se notan porque ha habido una mejora en la proyección de la Cineteca. Ahora tiene una resolución de 4k que permite apreciar incluso los defectos, pero que mejora la experiencia de todos aquellos que vimos La Sombra del Caudillo en video o en televisión.

Lo que conviene resaltar es que se escuchó impecable. Varios factores intervinieron, empezando por la puesta en escena misma de la película. Actores como Víctor Junco o Ignacio López Tarso pronunciaban sus diálogos con una adicción obsesiva, impecable. Los actores ya no hablan así. El estilo de actuación ha cambiado desde hace varias décadas y seguramente lo vamos a notar en las películas habladas en español de esta misma 50 Muestra Internacional de Cine.

Otro factor tiene que ver con la restauración. Según se explica al principio de la película se remezcló toda la banda sonora, separando la música del resto de los elementos sonoros. Eso le da otra presencia. Pero algo fundamental es un pequeño arreglo en los altavoces de la Cineteca Alameda, cuya ubicación se modificó.

En estos detalles se nota la intención de hacer bien las cosas. El recinto está lleno de problemas pero también es valioso como testimonio de cines que ya no existen. Y para hacer que ir a una función ahí sea una experiencia, hay que cuidar ese tipo de detalles, que no por fuerza requieren inversiones millonarias. Seguiremos la Muestra Internacional de Cine y trataré de escribir estos breves reportes.

Posdata: La Sombra del Caudillo no es mi película favorita en la filmografía de su director, creo que se excede en los diálogos y el resto de la técnica cinematográfica utilizada es mucho menos imaginativa que, por ejemplo, la que Bracho desplegó en Distinto Amanecer (1948). Aún así es de celebrarse poder ver La Sombra del Caudillo restaurada, en cine, con la proyección y el sonido adecuados.