Translate

lunes, 25 de agosto de 2014

Historia del cine: de lo insólito a lo sublime


En esta ocasión quiero redactar en esta entrada una invitación al curso que, sobre Historia del Cine, impartiremos Alejandro Valencia y un servidor en el Centro Cultural Alemán. Arrancamos el próximo jueves. Con motivo de ello, permítanme hacer unas reflexiones.
Hay por lo menos tres maneras de estudiar el cine. Lo que hacemos en este espacio casi cada semana, es crítica de cine: tomamos una película tratamos de analizar sus características y emitimos un juicio.
Otra manera de estudiar las películas es la teoría, que trata de generar nociones, conceptos y hasta sistemas de pensamiento para responder a una pregunta en apariencia muy simple: ¿qué es el cine?
Y la disciplina que ahora nos interesa es la historia del cine, es decir el estudio de las películas en el tiempo para comprender cómo han cambiado, por qué sobrevive cierta forma de filmes, cuáles han sido las películas mas influyentes o notables a lo largo de mas de 100 años de cine.
Alejandro Valencia dice, precisamente, que este es un viaje entre lo sublime y lo insólito en mas de 100 años de cine. Conociendo las películas viejas podemos tener experiencias estéticas inapreciables. Hay películas que no siendo actuales son particularmente intensas, nos hacen vibrar en nuestros asientos, nos dejan la impresión que hay algo mas allá de lo que hemos visto que es, precisamente, sublime.
Pero también hay grandes hitos de innovación en la historia del cine. De pronto, cuando vemos incluso las primeras películas de la historia del cine uno se pregunta: ¿cómo alguien pudo haber hecho algo así? Nos dejan perplejos en muchas ocasiones. En mas de 100 años los directores han tenido oportunidad de crear y de hacer cosas nuevas.
En defensa de la historia del cine, hay que decir que no sólo lo novedoso o lo actual nos puede resultar interesante. Hay muchas mas oportunidades de ser impactado, estética y emocionalmente, en el enorme flujo de películas que se han hecho a lo largo de casi 12 décadas de cine.
También hay que decir que la historia del cine está viva, cambia constantemente. Cuando yo empecé a dar clases hace 18 años dábamos por hecho un cierto número de cosas que ahora, gracias al descubrimiento de nuevas evidencias, sabemos que no fueron así. Se hacen descubrimientos históricos y nuestra visión cambia y se enriquece.
En 1998, por ejemplo, creíamos que Metrópolis, la película hecha por Fritz Lang en 1927 jamás la íbamos a poder ver, mas que a partir de copias mutiladas y maltratadas. Estábamos ante los despojos de una de las mas grandes películas de todos los tiempos. Hace 4 años, en la cineteca de Buenos Aires encontraron una copia completa de Metrópolis y finalmente pudimos verla, de una manera muy cercana, a como se vio en Berlín en la década de 1920.
Y la historia está llena de estos descubrimientos, y hoy están mas a la mano que nunca por las tantas fuentes que hay para ver películas: dvds, blu rays, cinetecas, cineclubes, cine en línea, descargas, video clubes. De pronto hay tantas cosas que nosotros sentimos que hace falta cultivar una serie de conocimientos previos para no perderse en una jungla de películas.
En este curso, Alejandro Valencia y un servidor, pretendemos contar unas cuantas de las muchas historias del cine. Tal vez podamos trazar una ruta muy general, que, en el mejor de los casos, le sirva a nuestros alumnos para hacer sus propios recorridos y, por que no, narrar su propia historia del cine.
Nosotros queremos llevarlos por los insólitos parajes que recorrieron los pioneros del cine, introducirlos a los laberintos del cine mas original y propositivo de todos los tiempos, con los surrealistas, expresionistas, maquinistas y demás cineastas de vanguardia de los años 20.
Queremos que conozcan cómo sabemos que nacieron las películas de Hollywood y por que se volvieron tan influyentes. También que conozcan cómo los directores europeos, asiáticos y africanos de pronto levantaron una muralla contra ese tipo de cine y crearon alternativas muy ricas.
Hay mucho que contar. Los invitamos a este curso de Historia de cine que impartiremos en el Centro Cultural Alemán. Iniciamos el próximo jueves. En este link está la información sobre costos, programas y fechas.
Una última advertencia para los interesados en el curso: saber mas de historia del cine, les va a provocar el deseo de ver mas películas.
Para encontrar las referencias que me ayudaron a construir este texto, recomiendo leer estos textos:
  • Allen, Robert C, y Douglas Gomery. Teoría y práctica de la historia del cine. 1era. ed. Barcelona: Paidós, 1999.
  • Bordwell, David. «Doing Film History». David Bordwell’s website on cinema, 2008. http://www.davidbordwell.net/essays/doing.php.

lunes, 18 de agosto de 2014

Más negro que la noche

El mero hecho de hacer una nueva versión de Mas negro que la noche (México), la película dirigida en 1975 por Carlos Enrique Taboada puede ser interpretado de varias maneras: falta de respeto a una obra altamente valorada, incapacidad creativa que obliga a repetir en vez de crear, ambición excesiva de éxito popular inmediato o de reconocimiento a los realizadores de habilidades y talentos de algún tipo.
Lo cierto es que hace tiempo que yo no veía una película tan llena de desaciertos en su concepción y ejecución. Me es imposible agotarlos en una entrada de proporciones razonables y con tan solo un visionado de la película. Y verla por segunda vez sería un hecho que podría ser interpretado de varias maneras: puede ser masoquismo excesivo, estulticia crónica o vocación martirológica.
Vayamos con la parte del guión. Hacer un remake de una obra con prestigio es un juego donde siempre se pierde, ya que mutar el original siempre podría verse como una traición y calcar la anécdota implica delimitar demasiado el rango de novedad. En el caso de Más negro que la noche, dirigida por Henry Bedwell y estrenada la semana pasada, otra vez es la historia de una heredera, en este caso Greta, interpretada por Zuria Vega que se va a vivir a la casona que había sido propiedad de su tía Susana. La condición es cuidar al gato Becker, felino altamente apreciado por la difunta.
Llegan a la casa (donde desde el primer momento es obvio que espantan) no sólo Greta, sino también sus roomates: María (Adriana Louvier), la miedosa escritora que ahoga al gato Becker en venganza por haber matado a su mascota; Pilar (Eréndira Ibarra), cuñada de Greta aparentemente medio lesbiana y Vicky (Ona Casamiquela), una española adicta a la cocaína que además le pone el cuerno a su anfitriona. Todas ellas conforman un reparto muy antipático y plagado de evidentes disturbios de alimentación que los realizadores pretenden hacer pasar por sensualidad.
En la casa habita el ama de llaves, en esta ocasión interpretada por Margarita Sanz, mas que solvente actriz, ganadora de tres Arieles y con capacidades histriónicas fuera de toda duda. Pero: ¿qué puede hacer incluso una actriz como ella con un guión donde los diálogos carecen hasta de concordancias gramaticales, ya no hablemos de profundidad o maestría? Probablemente estará preguntándose cómo acepto no sólo interpretar ese papel, sino hasta ser productora del proyecto.
Y bueno, la cereza en el pastel es Miguel Rodarte, un actor generalmente simpático y competente que, en este caso, vuelve al final de la película para demostrarnos que el guionista no era imbécil y no lo había olvidado en algún punto de la historia. El personaje de Rodarte regresa y mejor no lo hubiera hecho, ya que padeció una de las muertes mas estúpidas del cine mexicano. Créanme: vale la pena quedarse después de lo créditos a verla.
Quizá los realizadores de Más negro que la noche versión 2014 justifiquen su remake por que incluye la técnica de 3D. En un principio parece que habrá una utilización mas o menos continua y al parecer efectiva del recurso: la cámara ocupa posiciones bajas, hay una escalera en la mansión que permite el relieve, pasan objetos y presencias frente a la cámara en un primer plano. Vaya, los recursos mínimos para una película en tercera dimensión.
Pero después eso cae en el olvido. En el original de Carlos Enrique Taboada, las protagonistas van muriendo poco a poco. En esta se deja sus muertes para el final, en un clímax de violencia que no justifica  mas de una hora previa de aburrimiento irredento y que además está filmado de forma tan convencional que no aprovecha los recursos del cine en relieve.
Otro asunto técnico a destacar son las gráficas digitales. Al parecer el presupuesto de la cinta no fue suficiente para generar unas imágenes de la fachada de la casa mínimamente convincentes, con algo de textura que las hiciera lucir distintas a los primeros cortometrajes de Pixar en la década de 1980 (The Adventures of André and Wally B. Dirección Alvy Ray Smith. Estados Unidos,1984).
Más negro que la noche, de Carlos Enrique Taboada, estrenada en 1975, es la tercera de su tetralogía del terror. De las cuatro películas es quizá la mas apegada al género. Incluye elementos como la mansión embrujada, el gato y el castigo a la sexualidad de sus protagonistas. Sin embargo, la película funciona por el gran oficio de su realizador. En el caso del remake, todo se repite pero de una manera degradada, y cuando se introducen variables están tan mal filmadas que fallan en lo mínimo que se le exige al género: producir temor. Y lo digo yo, que padezco de miedo con casi cualquier película que se lo proponga. A excepción de esta.
Estamos ante una película para el olvido. Cualquier insistencia que haga sobre ella corre el riesgo de volverse escarnio. Por eso, mejor paro aquí mi comentario. Y les sugiero a productores y directores que mejor no se metan con la única película de terror de Taboada que no han vuelto a filmar: Veneno para las hadas (México, 1984).

miércoles, 13 de agosto de 2014

Paraíso

Paraíso (2013), el segundo largometraje de la realizadora Mariana Chenillo es un punto tenso entre dos cines mexicanos: el que aspira a un público masivo y el que pretende exploraciones profundas de la psique y la sociologías mexicanas. ¿Será cierto que el que sirve a dos amos no queda bien con ninguno?
Paraíso se estrenó en pleno verano, es decir, llegó para hacerle competencia a los grandes éxitos de taquilla internacionales, apoyados en millonarias estrategias de distribución y publicidad. Según testimonio de la propia realizadora en redes sociales, a pesar de que la película tenía una respuesta aceptable del público (en San Luis Potosí lleva tres semanas exhibiéndose) muy pronto fue relegada a una sola función, a fin de que entraran por la puerta grande los transformers (Transformers: La era de la extinción. Transformers: Age of Extinction. Dirección: Michael Bay. Coproducción de Estados Unidos y China, 2014).
Independientemente de esta situación ya ordinaria en el cine nacional, yo propongo que la promoción de Paraíso tuvo errores que pudieron haber provocado un desencuentro con el público. El trailer es un elemento fundamental mediante al cual el espectador en ciernes se genera una serie de expectativas en torno a un film. En este caso se presenta como si de una comedia se tratara, resaltando elementos como los diálogos y la presencia de Luis Gerardo Méndez (como si se pretendiera ligar al éxito de Nosotros los nobles (Gary Alazraki. México, 2013) y también la música ochentera, festiva y clasemediera de Alaska y Dinarama y de los Hombres G.
En la realidad, el arranque de Paraíso tiene un tono de comedia, posteriormente baja a un drama muy menor y no termina de cuajar como melodrama. Entiendo que los cambios de tono son elementales en cierto tipo de cine, sobre todo en el no convencionalmente hollywoodense como en las películas de Federico Fellini, pero hacer una película así no parecía la intención de la realizadora.
Paraíso es la historia del matrimonio compuesto por Carmen (Daniela Rincón) y Alfredo (Andrés Almeida), él es un ingeniero en sistemas computacionales y ella una contadora, que se mudan de Ciudad Satélite (en el “paradisiaco” y postpeñanietista Estado de México) al “infernal” Distrito Federal. Ella se encontrará en un crisis de identidad, agobiada por el sobre peso que la vuelve objeto de burlas por parte de escuálidas chilangas (al parecer en el Estado de México nadie se burla de los gordos)  y que su marido combate mucho mas eficazmente. Además irá construyendo en su mente una trama de celos que alcanzará un clímax con su separación, coincidente con su triunfo en un inverosímil, improbable y anticlimático concurso de cocina conducido por Carlos Loret de Mola (en el papel de si mismo, que también resulta inverosímil, improbable y anticlimático). Finalmente, se plantea la posibilidad de reencuentro y reconciliación entre esta pareja ahora parcialmente obesa.
Paraíso podría llamarse los gordos también aman. No digamos “los gordos también cogen”, por que eso ya puede ser molesto para el público de clase media al cual está dirigido la película, que puede pagar la entrada a Cinépolis o que podría verla en Netflix. Por lo tanto, los vistazos a una sexualidad fuera del canón estético nunca llegan a ser miradas frontales. La película arranca con una escena de cama difuminada. Hay mucha carne, pero borrosa. No se trata de incomodar, como pueden hacerlo películas como Batalla en el cielo (Carlos Reygadas. México, Bélgica, Francia, Alemania, Países Bajos, 2005) o Año bisiesto (Michael Rowe. México, 2010). Pero parece que a la directora Mariana Chenillo también le gustaría jugar en esa liga (mucho mas reconocida que la Gary Alazraki o Eugenio Dérbez) pero sin condenar su película a los festivales o a los circuitos especializados.
El drama de Paraíso también es espacial. A pesar de que Chenillo ha hecho dos películas departamentales (es decir que transcurren mayoritariamente en departamentos de clase media) ahora propone tres traslados. De Ciudad Satélite al Distrito Federal, del DF a Ixtapán de la Sal, de vuelta al DF y de regreso a Satélite. El triunfo de la confrontación es del Estado de México. A pesar del interés antropológico de esas migraciones huele demasiado a promocional del sucesor de Enrique Peña Nieto, el neo priísta Eruviel Ávila Villegas. Si el Paraíso es el Estado de México entonces hay mucha tela política de donde cortar.
Eso aunado a la presencia del conductor Carlos Loret de Mola, como si no fuera suficiente saber (aunque no lo vea) que está todas las mañanas en el Canal de las Estrellas y que firmó como  codirector la peor película del gran documentalista Juan Carlos Rulfo (¡De panzazo! México, 2012). Personalmente creo mas que Ixtapán de la Sal, el espacio de Loret de Mola es La Marquesa. Pero en fin: el cine mexicano pareciera asirse a lo peor de la televisión nacional como a un clavo de arde con tal de generar empatía con el público.
Otra recurrencia en la incipiente obra de la directora es la de las minorías de origen europeo. En Cinco Días sin Nora (México, 2008) se trataba de las costumbres funerarias de los judíos asentados en México. Y ahora, como con calzador, se incluye a un grupo de mujeres de origen gallego, cuyas lecciones de cocina impartidas a Carmen le ayudan a encontrar su propia identidad y se suman a los grandes fracasos culinarios del cine mexicano, al estilo Como Agua Para Chocolate (Alfonso Arau. México, 1992). ¿Qué le pasa a nuestro cine que nunca ha podido proyectar la sensualidad de un país tan deliciosamente goloso cómo México? Misterio...
Esta entrada se extiende y se queda un asunto en el tintero, que apuntaré como un improbable remate: hay en Paraíso un atisbo a las nuevas masculinidades, zarandeadas por la visión sufridora de las mujeres. Habría que poner énfasis en la construcción del amor y de la culpa en el personaje  de Alfredo y en la caricatura del amante de Carmen, presentado casi como si fuera el tipo de la tienda de comics de Los Simpsons. Qué casualidad haber visto la misma semana que esa otra oda maltrecha a la manipulación femenina, Nuestro video prohibido (Sex Tape. Director Jake Kasdan. Estados Unidos, 2014).

lunes, 11 de agosto de 2014

Nuestro video prohibido


Si asumimos que una película puede hablarnos del tiempo en que ha sido realizada, de la sociedad en donde fue concebida, si un filme aspira (consciente o inconscientemente) a convertirse en un programa de vida para su espectador, entonces, tras haber visto Nuestro video prohibido (Sex Tape. Director Jake Kasdan. Estados Unidos, 2014) debemos asumir que vivimos una época bastante patética.
Como siempre, me gustaría arrancar con unas líneas sobre la forma cinematográfica de la película que me ocupa. Pero aquí no hay mucho que decir. El filme Nuestro video prohibido está realizado con las técnicas mas convencionales. No hay un momento de innovación. Todas las escenas están mas que bien iluminadas, a fin de que no perdamos detalles de la comicidad de los intérpretes. Jason Segel (Jay) hace todos los gestos posibles con su rostro para competir con las piernas y las nalguitas cuarentonas de Cameron Diaz (Annie). Del conflicto no sale nada que no se haya visto. En la resolución el estatus quo es el vencedor.
La velocidad de la edición mantiene el ritmo profesional para una comedia, donde la risa no debería detenerse para nada. Hay escenas el director lo logra, sobre todo en aquella que concluye con Jay y un perro pastor alemán (disneydiana y fallindamente) llamado Ariel, cayendo por la ventana. Esta escena quizá sea la clave de toda la película, volveré a ella mas delante.
Entonces si Nuestro video prohibido es una película formalmente convencional, podríamos suponer que aspira a llegar a un gran público. En abono a esta suposición deberíamos incluir la presencia de una estrella como Cameron Diaz, la representación que se hace de un modelo aspiracional de familia y, por lo tanto, los valores que defiende la historia. Parte de la estrategia de guionistas y realizadores es hacer que estos valores permitan al público identificarse (a fin de ganar espectadores y por lo tanto dinero en taquilla) y al mismo tiempo configurar al público para ver películas similares.
Vamos por partes, una sinopsis mínima nos puede ayudar: Nuestro video prohibido narra la historia de Annie y Jay, antaño fogosa pareja que, con el paso de los años y sobre todo con la procreación, han perdido la chispa y la frecuencia de sus relaciones. Siendo Jay en cierta medida aficionado a la tecnología, deciden filmarse teniendo sexo. El video se pierde y para recuperarlo deberán hacer un trayecto que los llevará hasta la sede misma del sitio Youporn.
La película arranca con Annie – Cameron Diaz – escribiendo su blog, que es un espacio personal en el que reflexiona, con bastante éxito, sobre los asuntos de la maternidad y el matrimonio. Ella redacta una entrada que habla francamente de su sexualidad a partir de los distintos efectos que tiene la visión del cuerpo desnudo de la pareja antes del matrimonio y después de la paternidad. El de Annie es un sentimiento de pérdida. Algo de su identidad personal y de la de su relación se ha perdido, quién sabe si para siempre.
Cuando una longeva compañía de productos de bebé intenta comprar su blog interviene un nuevo factor. Esas expresiones personales de la sexualidad deben ser reprimidas para que encajen en un esquema de plan de negocios. A cambio habría una jugosa retribución económica. Y ese es uno de los motores de la historia: el video sexual de Annie y Jay no debe llegar a los jefes de la compañía.
Mucha tinta digital (y no digital) ha corrido en torno a la utopía del internet como un espacio libertario, donde la expresión individual no se restringe como en los medios que le antecedieron. Pero siempre tendemos a olvidar, como señala Paula Sibilia en El hombre postorgánico que el internet es una tecnología determinada por el sistema económico y político en el que ha sido creado, por lo tanto su función es la reproducción del capital.
Annie y Jay se convierten en un par de dementes, ella neurotizada supuestamente por la pérdida de intimidad y el doblegado masoquistamente a la voluntad de ella por la culpa de haber perdido el video. Ambos corren... ¿detrás de qué corren? ¿De su intimidad vulnerada? ¿Detrás de un montón de dinero? ¿Tras un prestigio social sostenido en el concepto de la familia?
Herbert Marcuse en Eros y civilización señalaba que el trabajador debía utilizar su energía libidinal en los aspectos productivos: en la fábrica o en cualquier espacio de reproducción del capital. El personaje que mas claro lo tiene es el padre de Annie, que cuando (en flashback) recibe la noticia del embarazo y matrimonio de su hija les advierte: “adiós sexo”, logrando escandalizar en ese momento, pero siendo finalmente profético.
Precisamente el sexo había sido, hará cosa de cincuenta años, un espacio de disidencia y autoafirmación, que iba de la mano con la creación de nuevas formas de pareja que la crítica del feminismo y la crisis del machismo, trajeron a las sociedad occidentales.
Hoy ya eso ya no existe, lo verdaderamente patético del mundo de Nuestro video prohibido es el espacio de la rebeldía y la disidencia. Hank (Rob Lowe) el mandamás (o, como se dice ahora, el CEO) de la compañía que pretende comprar el blog de Annie, pasa una noche suspirando por los tiempos en que se rebelaba escuchando trash metal y aspiraba cocaína. Dolorosa y triste melancolía de un modo de vida sustentado en una expresión artística y el consumo de un alcaloide incapaces de generar una utopía y capaces de atrofiar el sentido estético.
Lo mas patético es la misma razón de la aventuras de Annie y Jay. Si no él sólo fuera un consumidor inconsciente de tecnología sino que además tuviera un mínimo de capacidad de aprendizaje sobre el manejo a distancia de interfases tan sencillas como las de Mac, la película no hubiera existido: todo se hubiera solucionado con presionar una tecla. Es decir, Jay se convierte en un héroe para su familia (capaz de soportar dos caídas, una mordedura de perro, un ataque de impotencia y una patada en los genitales) a partir de su impericia que raya con la estúpidez.
A propósito, llegué a contar siete gadgets de la marca Apple de su propiedad: ¿así está bien o se necesita una imagen mas exagerada del modelo aspiracional de la nueva masculinidad atrofiada sexualmente pero asiduamente consumidora de tecnología?
Jay puede ser tonto, pero tiene un alto nivel de consumo, una esposa que con solo mover el trasero lo mangonea, un par de hijos en los que vuelca todo su afecto, un trabajo que le permite ser creativo y tener tiempo libre para dedicarlo, no digamos al sexo, pero si a su progenie. Qué triste modelo de héroe nos llega desde el Hollywood actual. Qué jodido es el pasado reciente, qué aburrido el presente y qué negro se proyecta el futuro.

jueves, 7 de agosto de 2014

Chaplin para siempre

Este año es el centenario de la invención, por parte de Charles Spencer Chaplin, de su personaje de El Vagabundo. François Truffaut definió (en su libro El placer de la mirada) a este personaje como el hombre mas pobre del mundo instalado en permanente actitud de caballero.
Su estatus socioeconómico y sus pretensiones entraban en contradicción. Demasiado débil para pelear (en defensa de una mujer, un niño o un animal) contra un representante del orden (mesero abusivo, tendero o policía), El Vagabundo de Chaplin hacía justicia con patadas en el trasero y rápidas huídas.
Chaplin construyó un personaje que estaba inspirado en sus experiencias personales. George Sadoul (Vida de Chaplin) lo citaba diciendo que había nacido "en las capas inferiores de la sociedad londinense".
Habiendo padecido Chaplin hambre y pobreza, Truffaut detectó en su sinceridad la clave de su éxito. Yo podría decir que ello permitió a millones en el mundo que se identificarán con su personaje.
Pero también en su trabajo como director (además de productor, guionista, actor y músico) hay un perfeccionismo que lo relaciona con otros directores como Erich von Stroheim o Stanley Kubrick, que hicieron a un lado la improvisación y optaron por el férreo control de sus películas.
Control del cuerpo. Chaplin demostró precisión militar y dancística en cada una de sus interpretaciones. Podía, por ejemplo, reproducir de manera idéntica sus movimientos. En La quimera del oro (The Gold Rush. Dirección Charles Chaplin. Estados Unidos, 1925) hay dos planos, en uno se va al fondo de una cabaña para prepararse con un sombrero y un abriguito insuficientes para enfrentar una tormenta. Unos planos después, cuando se da cuenta que no debe hacerlo, regresa a poder el sombrero y el abrigo en su lugar. El recorrido es idéntico, los planos también, ambos son precisos en su esquema de repetición y variación.
Control de la cámara. Alguna vez Orson Welles le dijo: en tus películas tú no haces planos interesantes. Chaplin le respondió: "yo soy interesante". La claridad es elemento fundamental de la puesta en escena cinematográfica de sus películas. En ellas todo se supedita al efecto en el público. En las comedias, nada debe estorbar a la risa; en los melodramas, los sentimientos humanos deben ser exacerbados. Toda una lección para películas mexicanas como El Crimen del Cácaro Gumaro (Emilio Portes. México, 2014).
Control total de la película. Chaplin trabajó en el sistema de estudios de Hollywood, uno de los mas competitivos del mundo. Llegó a ser tan popular que pudo producir y controlar sus propias películas, en un caso relativamente similar al de su paisano Alfred Hitchcock. Ambos se impusieron al sistema. Tuvieron su auge y su decadencia, pero en un esquema estandarizado, fueron personalidades sobresalientes.
Cinépolis presenta un ciclo llamado Chaplin para siempre. Según la publicidad se exhibirá en 50 de sus complejos. En San Luis Potosí, en dos de ellos: El Dorado y Sendero.
Tendremos oportunidad de ver en pantalla grande tres largometrajes mudos: El chico (The Kid. Estados Unidos, 1921), La quimera del oro y El circo (The Circus. Estados Unidos, 1928); dos largos parcialmente sonorizados: Luces de la ciudad (City Lights. Estados Unidos, 1931) y Tiempos modernos (Modern Times. Estados Unidos, 1936) y uno hablado y sonoro: El gran dictador (The Great Dictator. Estados Unidos, 1940).
Las ausencias en este ciclo son los cortometrajes de Chaplin, gran parte de su obra autoral. Tampoco están sus mediometrajes como Vida de perros (A Dog's Life. Estados Unidos, 1918), El peregrino (The Pilgrim. Estados Unidos, 1923) o Armas al hombro (Shoulder Arms. Estados Unidos, 1918).
Sin embargo es de reconocer el riesgo comercial que corre Cinépolis. Por mas que Chaplin sea uno de los directores mas populares de toda la historia del cine, sus películas no dejan de tener edades dignas de veneración. ¿Encajará el público con las películas mudas? Ojalá que sí, por que se enriquecería  la cultura fílmica en general.
En el programa de mano se anuncia que en el Distrito Federal habrá una charla con expertos de la Cineteca Nacional. Se antoja como una colaboración interesante entre dos instancias fílmicas que tienen (o deberían tener) objetivos distintos.
En San Luis Potosí no veremos eso. Se antoja que se pudiera transmitir la conferencia vía satélite, pero también se entienden los costos y la infraestructura que se requieren.
Por cierto, también es interesante la política de precios: hay bonos de 4 películas por 80 pesos. Nada mal, tomando en cuenta que la entrada a la Cineteca Alameda cuesta el doble para el público en general.

lunes, 4 de agosto de 2014

Las 10 mejores películas de todos los tiempos según Woody Allen

Últimamente he escrito poco de las actividades de la Cineteca Alameda. Mas bien he abordado la proyección de eventos distintos a películas llevados cabo en la sala cinematográfica de la Secretaría de Cultura.
Por ejemplo, escribí sobre la proyección del espectáculo del Bejart Ballet en la inauguración del trigésimo cuarto Festival Internacional de Danza Lila López que resultó un tomadura de pelo por la escasa calidad de su filmación y transmisión. Además de que su organización fue caótica. Según esto se habían agotado las entradas con días de anticipación y, a la hora de la proyección en video de la intervención de la compañía fundada por Maurice Bejart  no estaba llena ni la mitad de la sala.
Está bien que la Cineteca Alameda exhiba otra cosa que no sea cine. Eso lo permite hoy la tecnología y se deben aprovechar las posibilidades. Pero hay que hacerlo con seriedad y profesionalismo. El asunto atañe no sólo a la Cineteca, sino a toda la Secretaría de Cultura.
Además de la inauguración del Festival Internacional de Danza Lila López, el mes pasado se exhibieron gratuitamente los partidos de la Selección Nacional de Fútbol en el mundial de Brasil. Al menos así se estuvo anunciando y hay un video publicado en el muro de Facebook de la Cineteca que da cuenta de ello. Volveremos sobre este tema al final del texto.
La semana pasada, cuando estuve de vacaciones fuera de la ciudad, se proyectó la cinta Joven y alocada (Dirección: Marialy Rivas. Chile, 2012) como parte de los  llamados estrenos exclusivos de la Cineteca Alameda. Sin poder hacer una evaluación de la cinta por que no la he podido ver, si puedo escribir que es representativa de la programación que ha alimentado a la Cineteca Alameda.
El cine contemporáneo conecta bien con el público asiduo a la Cineteca,  si nos atenemos a las palabras del director del recinto, Mario Candia en el programa Cine Secuencias de Canal 22, disponible en el sitio youtube.
Ahora empieza el ciclo “Las 10 mejores películas de todos los tiempos según Woody Allen”. Haciendo una rápida búsqueda en internet uno descubre que estas películas fueron mencionadas por el director neoyorkino al periodista Eric Lax, en su segundo libro de conversaciones. No es la lista completa, pero sin duda está llena de monumentos cinematográficos que no se pueden ignorar. Es una selección de algunas de las películas mas valoradas del cine a nivel global.
Utilizar el nombre de Woody Allen y su imagen en la publicidad es una estrategia interesante. Él es uno de los directores vivos que mas seguidores tienen. Su obra es altamente apreciada por la comunidad cinéfila. Y el mismo es un gran aficionado al cine. Sin embargo su lista no está llena de títulos exóticos. Está formada por películas que enriquecieron su visión del mundo desde joven y que influyeron en su obra.
Hacer un ciclo con películas viejas es un reto, sobre todo si nos atenemos a que el público de la Cineteca Alameda prefiere el cine contemporáneo. Pero programar los clásicos también es una necesidad. La Cineteca es (o debe ser) un espacio donde se enriquece la cultura fílmica. Y ninguna educación cinematográfica está completa sin haber visto las películas del ciclo.
Ojalá que el nombre de Woody Allen sirva de gancho para que las generaciones jóvenes vean, en pantalla grande, la obra de Jean Renoir o de François Truffaut. Pero hay ciertos riesgos que he de mencionar ha continuación:
Queda claro que las películas seleccionadas para este ciclo son obras vibrantes, que han proporcionado fuertes experiencias estéticas a varias generaciones de  cinéfilos, entre ellos al mismo Woody Allen. Pero también son películas viejas. Fueron creadas en un contexto y con un lenguaje que pueden resultar por lo menos extraños al espectador actual. En mi experiencia la mejor manera de verlas es teniendo antecedentes.
Hay que entender cuándo, por qué y cómo fueron hechas. En los cursos de cine que imparto utilizó el arranque de la La gran ilusión (La grande illusion. Jean Renoir. Francia, 1937) película incluida en el ciclo) como ejemplo de originalidad narrativa. Pero si no lo señalo, la mayor parte de mis alumnos lo pasan por alto. Es un asunto bastante sutil que yo mismo tardé en entender.
La Cineteca Alameda no cuenta, como otros espacios en el país, con un folleto que generé un contexto para ver las obras. Estas publicaciones son ampliamente valoradas por los cinéfilos. Tampoco organiza charlas o cursos de manera continua. Ha habido esfuerzos serios e importantes pero aislados: desde aquí no se percibe un interés académico para cimentar la apreciación cinematográfica del público potosino.
El otro asunto es la calidad de la proyección. Sin duda alguna se tratará de exhibiciones digitales. Estas tienen la enorme ventaja de ser accesibles. Juntar estos títulos en 35 milímetros y subtitulados hubiera sido difícil y costoso. Pero muchas veces en Cineteca Alameda se conforman con proyectar un dvd, que no tiene la calidad suficiente, que no le saca provecho a la resolución del proyector. Lo mínimo que se puede esperar, en aras de la seriedad y el profesionalismo y a cambio del costo del boleto, es una proyección en alta definición. Ojalá así sea.
Por que hay otro asunto: casi cualquier joven que sepa operar una computadora sabe cómo ver estas películas. Hay muchas formas, legales e ilegales. ¿Cómo puede competir la Cineteca Alameda con el cómodo sillón de una sala y la pantalla plana? Volviéndose un espacio de convivencia acogedora, de diálogo entre espectadores, de construcción de comunidad cinéfila. Y eso no lo es, incluso carece de un espacio hasta para tomarse un café después de la función, por ejemplo.
Vuelvo al asunto del costo. Ciertamente hay descuentos para estudiantes y adultos mayores, pero por ejemplo, el miércoles en los Cinemas Xtreme se puede ver Los guardianes de la galaxia (Guardians of the Galaxy. James Gunn. Estados Unidos, 2014) en 3D por 33 pesos. La política de costos de la Cineteca Alameda debería analizarse a la luz no sólo de ingresar recursos a las arcas, sino de fomentar la cultura cinematográfica.
Me queda claro el interés de los políticos cuando se cobran 40 pesos por ver películas de cine clásico que son verdaderas joyas y se proyecta gratuitamente el mundial de fútbol. Estas es una de las paradojas de la administración de la cultura en el gobierno de San Luis Potosí.