Hoy más que nunca el cine de Hollywood es un negocio de alto riesgo
tomando en cuenta que una película cuesta 200 o más millones de
dólares. ¿Dónde prefieren invertir las empresas esas cantidades?
¿En esquemas novedosos? ¿En propuestas que pretendan sorprender al
público? ¿O en la repetición ya no digamos de fórmulas sino de
esquemas completos? ¿O en seducir al público para que vaya a ver
algo que ya conoce?
En otros tiempos las películas de mayor éxito también eran
películas originales, como lo señala Mark Cousins en su “Historia del cine”. El exorcista [Título
original: The Exorcist.
Dirección: William
Friedkin. País: Estados
Unidos. Año: 1973],
Tiburón [Jaws. Steven
Spielberg. Estados Unidos. 1975] y La guerra de las
galaxias [Star Wars. George
Lucas. Estados Unidos. 1977] a pesar de sus adscripciones
genéricas e incluso más allá de sus referencias a otros filmes
tenías aspectos cinematográficos nunca antes vistos.
Pero después de ellos en Hollywood se ha implementado el esquema de
las franquicias, es decir de las películas que tratan sobre temas ya
probados y aprobados por el público: adaptaciones de best sellers,
comics, series de televisión y relanzamientos, secuelas y precuelas
de otros filmes.
Con el fin de seguir explotando la franquicia de Star Wars Disney la
compró a George Lucas por casi 4 billones de dólares. La
expectativa de los ejecutivos debe ser que esa inversión les reditue
por lo menos 10 veces más y no sólo con las películas, sino con
todas las mercancías que se relacionan con la marca de La Guerra de
las Galaxias. Su escaparate es la pantalla del cine y las películas
son un gran spot como bien lo señala Esteve Rimbau en su libro
“Hollywood en la era digital”.
El estreno nocturno de Star Wars: Episodio VII - El Despertar de
la Fuerza [Star Wars: The Force
Awakens. J.J. Abrams. 2015] que, según reportes de la prensa,
convocó a más de 205 mil personas y el entusiasmo que percibo en las redes
sociales hacen pensar que la fórmula ha funcionado, aunque falta
tener acceso a las cifras de boletos vendidos el primer fin de semana
que son un elemento fundamental en la medición del éxito por parte
de la industria del cine.
Pero creo que el esquema repetitivo del negocio de las franquicias ha
llegado a un nuevo nivel. Ya he argumentado en otra entrada que la
originalidad de la saga de Star Wars no es su fortaleza. Antes bien y
desde el principio siempre fue concebida como un pastiche. Sin
embargo percibo a El Despertar de la Fuerza... como una
exageración, un acto de autoantropofagia, donde Saturno no devora a
sus hijos, sino a su propio padre. Se trata de un descarado auto
plagio. Más allá de la cita es una calca evidente de la primera
película con guiños al resto de la saga.
Un resumen mínimo del arranque de la película lo demuestra. Un
piloto de la Rebelión recupera un mapa para llegar hasta el último
Jedi. La Primera Orden (sucedánea del Imperio Galáctico) también
quiere esa información depositada en un androide que llega a las
manos de una joven huérfana que vive en un planeta desértico. Y
aquí apelo a su confianza para sólo señalar que las equivalencias
siguen a lo largo de toda película y si no las señalo es para no
vender la trama entera.
El truco del guión tiene que ver con asignar las mismas funciones de
la primera película a otros personajes en la séptima. Así Han Solo
pasa a ser Obi Wan Kenobi, 8 BB, R2D2 y Rey, Luke Skywalker. La
estrategia se torna sangronsísima cuando se empiezan a repetir
diálogos y utilería de manera nada discreta.
Lo único que se les ocurrió en Disney, para seguir sacando jugo de
la historia, es volver a filmar el guión de La guerra de las
galaxias de 1977. Es cierto que la cita es fundamental en esta
película. Pero las que hizo Lucas denotaban una cultura fílmica
enriquecida por el cine popular americano y por los personajes y
esquemas de La fortaleza escondida [Kakushi-toride
no san-akunin. Akira
Kurosawa. Japón. 1958].
Pero en la película de J. J. Abrams el asunto se empobrece al
nutrirse de una sola fuente: el propio George Lucas.
Yo comparto la idea de Mark
Cousins [The Story
of Film: An Odyssey. Reino Unido. 2011]
de que el verdadero motor
del cine es la innovación. Ni siquiera el negocio ni el glamour
dinamizan las películas como la búsqueda de la originalidad. Por
ello le doy tanta importancia y he valorado los aportes incluso delos peores momentos de la saga. Por
ello también creo que El
Despertar de la Fuerza...
es su
nivel más bajo porque nos
han vendido un vil recalentado como si fuera la sopa del día. ¿No
se enfadan ustedes cuando eso pasa en un restaurante?