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jueves, 7 de agosto de 2014

Chaplin para siempre

Este año es el centenario de la invención, por parte de Charles Spencer Chaplin, de su personaje de El Vagabundo. François Truffaut definió (en su libro El placer de la mirada) a este personaje como el hombre mas pobre del mundo instalado en permanente actitud de caballero.
Su estatus socioeconómico y sus pretensiones entraban en contradicción. Demasiado débil para pelear (en defensa de una mujer, un niño o un animal) contra un representante del orden (mesero abusivo, tendero o policía), El Vagabundo de Chaplin hacía justicia con patadas en el trasero y rápidas huídas.
Chaplin construyó un personaje que estaba inspirado en sus experiencias personales. George Sadoul (Vida de Chaplin) lo citaba diciendo que había nacido "en las capas inferiores de la sociedad londinense".
Habiendo padecido Chaplin hambre y pobreza, Truffaut detectó en su sinceridad la clave de su éxito. Yo podría decir que ello permitió a millones en el mundo que se identificarán con su personaje.
Pero también en su trabajo como director (además de productor, guionista, actor y músico) hay un perfeccionismo que lo relaciona con otros directores como Erich von Stroheim o Stanley Kubrick, que hicieron a un lado la improvisación y optaron por el férreo control de sus películas.
Control del cuerpo. Chaplin demostró precisión militar y dancística en cada una de sus interpretaciones. Podía, por ejemplo, reproducir de manera idéntica sus movimientos. En La quimera del oro (The Gold Rush. Dirección Charles Chaplin. Estados Unidos, 1925) hay dos planos, en uno se va al fondo de una cabaña para prepararse con un sombrero y un abriguito insuficientes para enfrentar una tormenta. Unos planos después, cuando se da cuenta que no debe hacerlo, regresa a poder el sombrero y el abrigo en su lugar. El recorrido es idéntico, los planos también, ambos son precisos en su esquema de repetición y variación.
Control de la cámara. Alguna vez Orson Welles le dijo: en tus películas tú no haces planos interesantes. Chaplin le respondió: "yo soy interesante". La claridad es elemento fundamental de la puesta en escena cinematográfica de sus películas. En ellas todo se supedita al efecto en el público. En las comedias, nada debe estorbar a la risa; en los melodramas, los sentimientos humanos deben ser exacerbados. Toda una lección para películas mexicanas como El Crimen del Cácaro Gumaro (Emilio Portes. México, 2014).
Control total de la película. Chaplin trabajó en el sistema de estudios de Hollywood, uno de los mas competitivos del mundo. Llegó a ser tan popular que pudo producir y controlar sus propias películas, en un caso relativamente similar al de su paisano Alfred Hitchcock. Ambos se impusieron al sistema. Tuvieron su auge y su decadencia, pero en un esquema estandarizado, fueron personalidades sobresalientes.
Cinépolis presenta un ciclo llamado Chaplin para siempre. Según la publicidad se exhibirá en 50 de sus complejos. En San Luis Potosí, en dos de ellos: El Dorado y Sendero.
Tendremos oportunidad de ver en pantalla grande tres largometrajes mudos: El chico (The Kid. Estados Unidos, 1921), La quimera del oro y El circo (The Circus. Estados Unidos, 1928); dos largos parcialmente sonorizados: Luces de la ciudad (City Lights. Estados Unidos, 1931) y Tiempos modernos (Modern Times. Estados Unidos, 1936) y uno hablado y sonoro: El gran dictador (The Great Dictator. Estados Unidos, 1940).
Las ausencias en este ciclo son los cortometrajes de Chaplin, gran parte de su obra autoral. Tampoco están sus mediometrajes como Vida de perros (A Dog's Life. Estados Unidos, 1918), El peregrino (The Pilgrim. Estados Unidos, 1923) o Armas al hombro (Shoulder Arms. Estados Unidos, 1918).
Sin embargo es de reconocer el riesgo comercial que corre Cinépolis. Por mas que Chaplin sea uno de los directores mas populares de toda la historia del cine, sus películas no dejan de tener edades dignas de veneración. ¿Encajará el público con las películas mudas? Ojalá que sí, por que se enriquecería  la cultura fílmica en general.
En el programa de mano se anuncia que en el Distrito Federal habrá una charla con expertos de la Cineteca Nacional. Se antoja como una colaboración interesante entre dos instancias fílmicas que tienen (o deberían tener) objetivos distintos.
En San Luis Potosí no veremos eso. Se antoja que se pudiera transmitir la conferencia vía satélite, pero también se entienden los costos y la infraestructura que se requieren.
Por cierto, también es interesante la política de precios: hay bonos de 4 películas por 80 pesos. Nada mal, tomando en cuenta que la entrada a la Cineteca Alameda cuesta el doble para el público en general.

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