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martes, 17 de febrero de 2015

Mommy

Mommy (Canada. 2014) la última película de Xavier Dolan, prodría verse (o leerse) como un documento, un testimonio, una rendición firmada por una generación de padres que no pidieron serlo y por unos hijos que no tienen más que deseos irrefrenables y a corto plazo, que deben cumplirse, si es necesario, con violencia.
Mommy llega a la entrega del Oscar del próximo domingo con la nominación a mejor película extranjera. El año pasado, en mayo, ya había recibido el Gran Premio del Jurado en el Festival de Cannes, compartido con Adiós al lenguaje (Adieu au langage. Suiza y Francia. 2014) de Jean – Luc Godard. Nada mal para un director de 26 años.
Diane (Anne Dorval) la “mommy” de la película de Dolan hace todo lo que está a su alcance (y generalmente lo hace mal) para mantener unida a su familia, que está compuesta por su hijo Steve (Antoine-Olivier Pilon) y ella misma. De tal forma que el día que él debe salir de la correccional donde ha estado recluido, ella llega tarde por que tiene un accidente de tráfico.
Esta primerísima parte del film lo resume casi todo. Los personajes de Dolan no pueden andar por el mundo si no es trastabillando, tropezando, cometiendo una falta tras otra. Su situación es precaria, el dinero no abunda y Steve es prácticamente incontrolable.
En este contexto entra otro personaje, una vecina llamada Kyla (Suzanne Clément) que había sido maestra, pero que adquirió un problema de lenguaje que no le permite estar frente a grupo. Diane le pide ayuda y trata de preparar a Steve para que pueda ingresa a una universidad.
Aunque siempre hay una opción. En el Canadá imaginario donde transcurre la película los padres de familia pueden darle la custodia de sus vástagos al gobierno si demuestran que tenerlos a su lado pone en riesgo su física, financiera o emocional.
Dolan es el nuevo cineasta de moda. Ha construido al personaje de Steve como un ser absolutamente primitivo, irracional, con testosterona en exceso, que en su momento ha herido gravemente a un compañero, que está dispuesto a golpearse en la calle con taxista y molesta sexualmente no sólo a su Kyla, su maestra, sino también a su propia madre.
Dolan eligió filmar esta película en un formato poco convencional. Las proporciones de la pantalla son, casi todo el tiempo, verticales, como si alguien hubiera filmado la película con un teléfono celular o una tablet. En la medida de es una película sobre el espacio íntimo de la familia eso puede ser justificado. Pero también hay que decir que, como experimento formal, es mucho más osada la mezcla de anchos de pantalla de El Gran Hotel Budapest (The Grand Budapest Hotel. Wes Anderson. Reino Unido, Alemania, Estados Unidos. 2014).
Tuvimos oportunidad de ver Mommy en la última Muestra Internacional de Cine, donde hubo varias películas relacionadas con la juventud y la educación. Ahora la Cineteca Alameda proyecta el film de Dolan durante varios días. No me extraña demasiado la decisión. El incesto y la violencia pueden ser un buen gancho para que vaya gente a verla.
Lástima que no se animen a promocionar otra película (igual o más interesante) sobre el mismo tema como lo es Conducta (2014) el film cubano Ernesto Daranas Serrano, el cual es mucho más sútil y requeriría de una promoción especial y quizá hasta de subtitulaje, por las condiciones de audio de la Cineteca Alameda.
Ambas películas deberían ser mostradas a los docentes en formación. Sus puntos de vista, que son distintos, deberían de discutirse y de analizarse. Con ello se formarían promotores que también podrían llevar a sus alumnos al espacio de la Cineteca Alameda. Pero eso está muy lejos, al parecer, de los intereses y objetivos de quienes la dirigen.

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