Translate

sábado, 3 de enero de 2015

Gloria


Uno de los grandes riesgos de afrontar el guión de una película biográfica es querer abarcarlo todo. Ello garantiza un filme extendido más allá del aguante del público y desbordado el tema que puede ser planteado como fundamento de la historia que narra.
Gloria (Christian Keller. México, 2014) tiene un guión de Sabina Berman se alarga hasta perder de vista su enraizamiento temático. El director expande los números musicales y disminuye las relaciones simbólicas entre el nivel micro de la anécdota con el nivel macro del contexto histórico reconocible en el que ésta transcurre.
Como es sabido Gloria es un filme biográfico sobre la cantante Gloria Trevi (Sofía Espinosa) que hace años fue muy popular y cuya relación pasional con su manager Sergio Andrade (Marco Pérez) posteriormente fue expuesta de forma tan escandalosa que ambos, junto con otras personas de su círculo cercano, pasaron varios años en la cárcel.
El arranque de la película resulta bastante prometedor. Los aciertos corren a cargo del trabajo de los actores y de la capacidad de ir planteando un tema que los personajes ejemplifican pero que muy pronto los supera.
Andrade pretende crear un grupo musical pop compuesto por jovencitas, entre ellas Trevi, la cual además es compositora. La relación entre ellos es la de maestro y alumna. Por lo tanto resulta asimétrica y con mucha facilidad puede implicar el abuso de poder: él seduce a Gloria para poder controlar a su otra amante, también miembro del grupo, llamada Mary (Tatiana del Real). La disciplina del proceso de aprendizaje se torna violencia, la exigencia en control, el conjunto musical en un hárem compuesto por un hombre maduro y un varias mujeres apenas saliendo de la adolescencia.
Marco Pérez construye a su personaje como un bruto civilizado, coronado por una pajonera casi tan insoportable de ver en pantalla como su barriga, que puede presentarse ante los ojos de sus pupilas como un maestro competente, y que las somete a castigos físicos (encierros temporales y ice buckets adelantados a su tiempo). En manos de otro actor menos capaz el personaje hubiera resultado ridículo.
En cuanto a Sofía Espinosa sólo me gustaría subrayar un pequeño gesto. La forma en que le da el primer beso a Andrade es muy expresiva. Un simple alejamiento del rostro manifiesta una resistencia a la dinámica de sujeción por el amor y denota una inteligencia corporal superior en a todo el despliegue que la actriz hace al bailar y mantenerse en el exceso gesticular que caracteriza a la cantante. Lo mejor del film es el trabajo de ambos.
Gloria, la película, ofrece contarnos también la historia de un país: cuando Gloria Trevi se va del grupo y se aleja de la influencia de Andrade se refugia en un cuarto de azotea en el conjunto habitacional Tlatelolco, lugar simbólico de rebeldía y espacio de sacrificio de la juventud mexicana en los sesentas convertido en refugio temporal para tránsfugas del éxito televisivo en los ochentas.
No sé qué pensará un joven de 15 años cuando vea la película. ¿Entenderá la reacción que provoca la primera intervención de Gloria Trevi en la televisión? ¿Captará que esa exageración corporal y lo detalles de mal gusto (que se explican como una travesura) eran osados en aquellos tiempos? ¿No considerará fuera de proporción la censura que cae sobre el personaje directamente por órdenes del dueño de la televisora llamado el Tigre (Osvaldo Ríos) y a quien todo el tiempo le falta el apellido Azcárraga?
Pelos parados en la transición de los ochentas a los noventas, unos cuantos discos desenfadados y unos calendarios con dos fotos topless fueron toda la revolución sexual mexicana llegada a la televisión. Puesto de esta forma me queda claro lo jodida de la situación de nuestro país donde coger era un milagro, parafraseando un diálogo de la película.
Pronto la Trevi se convierte en un platillo apetitoso para la audiencia, la censura la lleva a la recién abierta competencia televisiva, que todos sabemos que es TV Azteca con todo y su conductora de espectáculos llamada Paty (Marisa Rubio) sin el apellido Chapoy. En eso siempre se queda corto el biográfico de Gloria Trevi ya que nunca tiene la capacidad de decir los nombres y de poner en perspectiva la historia.
El tema de la película Gloria es el poder y el abuso del mismo, el tránsito de víctima a victimario. Poder de Sergio sobre Gloria y su pléyade de jóvenes, sostenido en el sexo, el chantaje, el uso de la fuerza y el amor. Tránsito a condición de víctima: ambos, por exitosos que fueran, apenas resultaron peones en los juegos de poder de las dos televisoras más grandes de este país. Este asunto no termina de cuajar en pantalla.
Por eso a partir de su segunda parte la película Gloria falla porque no puede contar esta historia reciente. No se muestra ni la saña de los operadores de las televisoras, en especial Paty Chapoy, trataron a los personajes ni tampoco se menciona el entusiasmo que la cantante generó en los intelectuales de la época, que tras el destape de los excesos del llamado clan Trevi Andrade se hicieron ojo de hormiga. Desde luego se ignora una sospecha que tiene cualquier mexicano informado que ha visto la televisión los últimos 30 años: ¿hay o hubo más casos como éste? ¿Cuántos excesos, ya no digamos sexuales, sino de poder, han quedado callados para siempre?
La película de Christian Keller también falla por su incapacidad humorística: desperdicia muy buenas ideas, como los años felices de la pareja Brasil, dónde él tenía por lo menos una decena de jóvenes amantes viviendo en el mismo departamento.
El filme se extiende por más de dos horas redundando en los números musicales de Trevi, en sus peores momentos como una fantasía que mezcla de manera muy aburrida el video clip y los videjuegos. Particularmente no me entusiasma mucho la música y quizá por ello hubiera preferido que fuesen menos canciones. Pero también supongo hay tras esa decisión está la intención y el cálculo de hacer de esta película un objeto comercializable por la nostalgia. Al menos yo me desafano de ese segmento de mercado.
La intensidad dramática de hechos bien conocidos, como la muerte de una hija de Trevi en Brasil, se disminuye al final, donde todo queda como un melodrama. El personaje principal puede salir de la cárcel y seguir siendo una cantante exitosa. Si hubo crímenes nadie sigue en prisión. La justicia no es asunto central en este país. Lo fundamental, para una película como Gloria, es la superación personal que significa la historia de una mujer que “sólo” necesita ser golpeada, vejada, explotada, preñada, engañada, sometida a la pérdida de un hijo y encarcelada para darse cuenta que se puede rebelar contra el abuso de los hombres.
Gloria finalmente es una película que hubiera podido ofrecer más. El cine, a diferencia de la televisión tradicional, es capaz de articular ideas de una manera mucho más compleja que la televisión porque no tiene que fragmentarse en pocos minutos. Hora y media, dos horas o más son suficientes para desarrollar un tema. Y también es suficiente para extraviarse y condescender con los personajes y con la realidad que pudiera mostrarse criticamente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario