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lunes, 13 de abril de 2015

Cineteca Alameda: publicaciones y dudas


Antenoche estaba terminando el período vacacional de la Semana Mayor cuando, casi bajándome del camión en el que regresé a la ciudad, me enfilé a la Cineteca Alameda para ver el documental mexicano Un día en Ayotzinapa 43 (México, 2015). La película del cineasta Rafael Rangel se exhibió durante cuatro días en el recinto de Universidad y Constitución. El director estuvo presente en una de las funciones.
Es realmente relevante el hecho de que Cineteca Alameda haya programado el film a razón de tres funciones diarias, aunque el número de jornadas no abarcara una semana completa. Esta actitud lo hace parecer casi un cine “normal” de esos que abren todos los días y siempre proyectan películas.
Creo que películas como Un día en Ayotzinapa 43 son del tipo de las que deberían de verse en la cineteca de San Luis Potosí, ya que se trata de un documental filmado con bajos recursos, formalmente no convencional, que aborda un hecho clave en este momento que vivimos como país y que jamás llegaría a una sala de esas que llamamos comerciales.
En el Distrito Federal la película cumplió ya un mes en la cartelera de la Cineteca Nacional. ¿Cuál es la diferencia con San Luis Potosí? No es tanto un asunto demográfico, es decir, de la diferencia entre los tamaños de ambas poblaciones, que es inegable. El contraste radica en el hecho de que Cineteca Nacional ha formado de manera constante (y a lo largo de muchos años) audiencias ansiosas de ofertas fílmicas alternativas.
Un elemento clave en esta formación de públicos es la realización y distribución del Programa Mensual de la Cineteca Nacional: un libro de pequeño formato que no sólo contiene la cartelera, sino también un conjunto de textos que permiten contextualizar temática y formalmente cada una de las películas que son exhibidas.
Grata sería mi sorpresa al encontrar en la taquilla de Cineteca Alameda un folletito llamado La Claqueta, editado por esa institución y con contenidos cinematográficos. Se trata de una publicación de distribución gratuita, con un tamaño de un cuarto de oficio, lo cual la hace muy práctica de cargar y muy fácil de perderse o desecharse intencionalmente. El asunto del formato no es menor, sobre todo cuando tomamos en cuenta que un momento clave para leer este tipo de textos es cuando se espera el inicio de la película. Naturalmente la iluminación de un cine no es la de una sala de lectura. Pero si la impresión de La Claqueta fuera más clara, con tipografía más grande y con fondos contrastados, sin imágenes de fondo, podría ser legible incluso manteniendo su tamaño.
La portada, contraportada y tercera de forros de La Claqueta reproducen pósters de películas próximas a exhibirse. La segunda de forros tiene un índice, lo cual me parece un desperdicio tomando en cuenta lo pequeño de la publicación que apenas llega a 18 páginas numeradas.
El número 2 de La Claqueta (con fecha de portada de Abril de 2015) incluye 4 textos sobre películas. Hay uno sobre Un día en Ayotzinapa 43, tomado del Programa Mensual de la Cineteca Nacional. Otro sobre Ida, el filme de Pawel Pawlikowski (Polonia, 2014), escrito por el experto en cine y maestro Oscar Rodríguez Gómez. También hay uno sobre el Cine Infantil y el Mundo Digital y otro más sobre el cine de culto. Me concentro en éste último.
El Cine de Culto o la Mitificación de lo Disfuncional, el artículo firmado por Abraham Reyes trata de justificar la programación de la Segunda Semana de Cine de Culto que presentará la Cineteca Alameda. De entrada es una buena idea porque el concepto es escurridizo. Aunque después de leerlo no termino de encontrarle una razón a la programación que incluye, entre otras, La edad de oro [L'âge d'or. Francia. 1930], Orgía de horror y locura [The Rocky Horror Picture Show. Estados Unidos. 1975] e Identidad peligrosa [The Big Lebowski. Joel Coen. Estados Unidos y Reino Unido. 1998]. Algunas de esas películas además son anunciadas con títulos no oficiales como “El gran Lebowski”.
El texto de Abraham Reyes jamás atina en definir con mediana claridad qué es una película de culto, utiliza términos confusos como el de “baja producción”, que probablemente quiere decir producción de bajo presupuesto y menciona un título tras otro sin acabar de otorgarles sentido. También pasa de un argumento histórico de exhibición a uno de producción de manera injustificada y confusa. Aunque hay que reconocer el mérito de referirse a otro texto: eso impulsa al público lector, si llega hasta el final de la lectura, a proveerse de su propio conocimiento.
Estoy consciente del esfuerzo que implica armar una publicación. Pero ya que se está haciendo hay que procurar ser rigurosos a la hora de escribir, seductores al momento de presentar las películas, claros cuando toque diseñar y siempre conscientes de que todos estos aspectos sumados facilitan la lectura y estimulan el gusto por el cine. Reitero: una publicación como La Claqueta es clave en cualquier esfuerzo tendiente a construir un público que entienda y exija películas como Un día en Ayotzinapa 43 y que en algún momento pueda llenar continuamente una o varias salas de cine.
Por otra parte pienso que la Cineteca Alameda y la Secretaría de Cultura del gobierno estatal debe aclarar qué significa el que la hayan designado sede de la Orquesta Sinfónica de San Luis Potosí tal y como se anunció en días pasados vía la prensa local. Yo tengo un par de dudas: ¿interferirán las actividades de la orquesta sinfónica con la proyección de películas? ¿Las adecuaciones al aforo, el lobby y los baños de la Cineteca Alameda (que han descuidado la proyección y el sonido) fueron hechas pensando en los conciertos de la Sinfónica?
Ojalá que no. Mejor aún: ojalá que no sea cierto el cambio de sede de la Sinfónica de San Luis. Porque la función central del Cine Teatro Alameda es ser la Cineteca del Estado de San Luis Potosí. Cualquier otra actividad es secundaria y no debe interferir con sus objetivos de fomento y apreciación del arte cinematográfico.

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