Desde que publiqué la crónica de mi salida del programa Zona Cultural, administrado por la Secretaría de
Cultura del Gobierno de San Luis Potosí, he conocido
detalles mas precisos de lo que no ocurrió en la cabina
de Magnética FM y que conocí por diversos testimonios.
Ayer escribí que el conductor del programa, sacado del aire después
de una emisión dedicada a la Cineteca Alameda, Daniel Portillo
Rosales “fue llamado por Juan Carlos Díaz Medrano, director
general de desarrollo cultural de la Secretaría de Cultura del
Gobierno de San Luis Potosí y fue notificado de su salida del aire”.
Según fuentes que pidieron su anonimato esto no fue así.
Díaz Medrano no decidió la salida de Daniel Portillo. Ni tampoco se
la comunicó. Ambos tuvieron una charla y el director de desarrollo
cultural solicitó escuchar el audio que, al parecer,
no estaba disponible en toda la Secretaría y cuya copia digital me
fue solicitada vía correo electrónico.
Todo apunta a que la salida del aire de Portillo Rosales fue decisión de cierto funcionario muy cercano
a la desprestigiada ex alcaldesa Victoria Labastida Aguirre. Eso
tiene lógica, si recordamos que Mario Candia, director de la
Cineteca Alameda, también pertenece a ese grupo.
Es arduo tener una certeza de esos detalles, pero me queda
claro que los pequeños intereses personales de los directores de
la Secretaría de Cultura han pavimentado el camino para uno de los
proyectos mas importantes de la actual administración: desaparecer
la Cineteca Alameda y convertir el recinto en la sede de la Orquesta
Sinfónica de San Luis Potosí.
Ayer no quería parecer una víctima. Hoy no quisiera parecer un
columnista, no porque tenga nada de malo, sino por que me considero crítico de cine. Pero la realidad es la que impone el
tono. Y en última instancia mi preocupación principal, compartida por la gente que reaccionó en redes sociales, es el riesgo que, percibimos, corre la Cineteca Alameda y su labor de difusión del arte fílmico.
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