En pantalla vemos a una familia de granjeros estadounidenses. Como
sabemos que Interestelar (Título original: Interstellar.
Director: Christopher Nolan. Países: Estados Unidos y Reino Unido.
Año: 2014) es una película hollywoodense, sin problema aceptamos
que el padre sea un actor conocido, como lo es Matthew McConaughey.
La situación es normal y se presenta con realismo. El padre lleva a
sus hijos a la escuela en una camioneta por un camino entre campos de
maíz.
Algo los distrae atrayendo su mirada al cielo. No hay temor ni
sorpresa en ellos. Hay excitación. Acaban de divisar a un dron, es
decir, una aeronave no tripulada. Van tras ella y explican: es de la
fuerza área hindú. Tratan de controlarlo a través de una
computadora portátil y finalmente lo logran. Con su batería pueden
darle energía a una granja.
Las películas de ciencia ficción suelen ser mas fascinantes por el
mundo que plantean que por su anécdota y su realización. Así pasa,
por ejemplo, con la primera parte de Los juegos del hambre
(The Hunger Games. Gary Ross. Estados Unidos. 2012) en cuyo arranque
(en el que plantea un orden mundial absolutamente distópico) no
puede ser superado por el desarrollo del drama que plantea la
historia.
Igual que en esta película, con la que comparte género,
Interestelar se extiende al inicio. Intercala testimonios a
cuadro, personas que hablan en pasado sobre una situación terrible.
El mundo está al borde la crisis alimentaria total. Las plantas
están desapareciendo. La última en sobrevivir es el maíz. El polvo
lo cubre todo, produce enfermedades. Ya no hay ejércitos. El dron
del que hablábamos al principio lleva diez años volando sin
propósito. La tierra ya no soporta a los seres humanos.
En este escenario de crisis la historia ha sido reescrita. Urge que
los jóvenes se preparen para una tarea clave en la supervivencia
humana: hacer que la tierra produzca. Y he aquí que comienza el
drama de los protagonistas. Cooper (Matthew McConaughey) no siempre
fue un granjero. Era un ingeniero aeronáutico y un piloto altamente
calificado que trabajó para la agencia espacial estadounidense.
Murphy, su hija de 10 años (Mackenzie Foy) tiene el talento y la
inteligencia suficientes para seguir sus pasos. Pero en los nuevos
libros de historia el programa espacial es desacreditado, se presenta
sólo como una estrategia política que ayudó a destruir a la Unión
Soviética.
En medio de este tono realista hay una presencia extraña. En el
cuarto de Murphy se manifiesta algo que podría ser un fantasma, o al
menos así le llama ella. Se caen constantemente los libros (entre
ellos la “Breve historia del tiempo” de Stephen Hawking) y
finalmente Cooper descubre un patrón, unas coordenadas, como si se
tratara de un encuentro cercano del
tercer tipo (Close Encounters of the Third Kind. Steven
Spielberg. Estados Unidos. 1977).
En estas coordenadas hay una instalación secreta. Ahí la Nasa sigue
realizando un programa espacial casi clandestino. La población en
general ignora que el planeta está por extinguirse y que es
necesario abandonar la tierra en busca de un nuevo hogar para la raza
humana en el espacio interestelar. Para ello se cuenta con una ayuda
no esperada. Otros seres, en otro lugar del universo, han abierto un
portal en la órbita de Saturno, para poder trasladarse a confines
insospechados.
Este es sólo el arranque de Interestelar, fascinante para
quien sepa encontrar la enorme cantidad de referencias a nuestro
mundo actual y sus apuntes a los de temas de la educación, la
ciencia, la tecnología y el deterioro ambiental que vivimos. No
estoy contando la historia de la película ni siquiera en una tercera
parte. Pero con esto creo sería suficiente para justificar los
méritos de la película de Christopher Nolan. El desarrollo
posterior de la trama no decae ante el brillante planteamiento de la
anécdota. Pero hay mas elementos que van mas allá del argumento y
abarcan todas las estrategias formales de la película.
Sigo una idea de David Bordwell para mediante la comparación ubicar
al cine de Nolan. Creo que por un lado se encuentra Stanley Kubrick
en 2001: Odisea del espacio (2001: A Space Odyssey. Estados
Unidos y Reino Unido. 1968), quien rompía con la narrativa clásica
de Hollywood para plantear de una manera ambigua temas muy complejos
de la naturaleza humana proyectada a las estrellas. Por otro lado
está, Steven Spielberg quien asumía la claridad narrativa
tradicional del cine estadounidense, a veces llegando a simplificar
sus temáticas pero siempre logrando filmes de una calidez humana
extraordinaria.
Christopher Nolan asume ambas tendencias, su obra se desarrolla en un
territorio intermedio, ya que presenta temas muy complejos
ambicionando ser claro en todo momento. Yo no sé si hace cinco años,
cuando no había leído el referido texto de Stephen Hawking o
“Ciencia, tecnología e historia:
relaciones y diferencias” de
Javier Ordoñez hubiera podido inferir tanto de la película
Interestelar. ¿Qué
pasará con un espectador que no haya tenido acceso a estos
materiales?
No lo sé. La película es un filme
de aventuras pero su universo ficcional se adentra en los territorios
de la física teórica, por cierto de una manera que yo no podría
decir si es correcta o incorrecta: esa
evaluación la
dejo a mis amigos y lectores especialistas en esa área. Lo que si
puedo decir que esta es una película apegada
a los modelos tradicionales de narrar pero que visita territorios
innovadores. La aparente contradicción que
puede ser fascinante.
Nolan realiza
una puesta en escena muy
inteligente, con elementos
que provienen del cine documental como los testimonios en pantalla y
con una cámara en mano, sobre todo en las escenas que se desarrollan
en el espacio. Con ello se marca una diferencia interesante con
Gravedad (Gravity.
Alfonso Cuarón. Estados Unidos y Reino Unido. 2013) construida con
unos
extraordinarios
planos etéreos.
Interestelar se ancla
en una visión humana, igual que lo
hace la cámara de
su director de fotografía, el suizo Hoyte Van Hoytema.
Quizá este anclaje
humano sea lo
que pueda darle trascendencia a una
de las
frases, desde mi punto de vista, mas relevantes de
la película, cuando se dice que el amor es lo único que puede
superar al tiempo y a la gravedad, que al parecer es la fuerza física
máxima del universo. Sólo que donde dice “amor” hay que leer
“cultura”. Claro, si eso dijeran los personajes sería un
documental, no una película de ciencia ficción.
El amor es capaz de darle sentido a
las existencias, le otorga significado a los actos de los seres
humanos. Mas que un sentimiento es un acuerdo social. Podría ser la
manifestación de instintos básicos como el de la reproducción y
por lo tanto el de la perpetuación de la especie, pero también va mas
allá. Es el apego a la vida ante la inminencia de la muerte. De ahí
la confrontación entre Eros y Tanatos. El
amor es un artefacto cultural.
En Armageddon (Michael Bay.
Estados Unidos. 1998) la tecnología es lo que impide la destrucción
del planeta tierra y de la raza humana. En Interestelar es la
capacidad de imaginar, propia de la cultura, lo que permitirá
construir otro mundo en las estrellas. Y es una idea fascinante que
ese nuevo espacio, creación absoluta del hombre como género, esté
metido en una esfera, con perspectivas distorsionadas del arriba y
del abajo, como en el espejo de Jean Cocteau en La sangre de un
poeta (Le sang d'un poète. Francia. 1932) o como en los pasillos
de El origen (Inception. Christopher Nolan. Estados Unidos y
Reino Unido. 2010). Cabe mencionar que la similitud entre ambas
películas no la establezco yo sino Mark Cousins en su serie sobre La
historia del cine: una odisea (The Story of Film: An Odyssey.
Reino Unido. 2011).
Celebro el estreno de Interestelar por que es de esas
películas que, en medio del desastre demasiado evidente que vivimos,
plantean una posibilidad de futuro acorde con la imaginación y el
conocimiento que hemos sido capaces de desarrollar los seres humanos,
que es capaz de valorar a la cultura como algo útil, mas allá de
las políticas que definen de manera inmediata lo que es válido y lo
que no lo es.
También me congratulo de encontrar un guión con una estructura
compleja, pero clara a la vez, donde la historia se va desdoblando,
que se esfuerza por que cada escena tenga un equivalente en el
avanzar de la película y por lo tanto una justificación. Por ello
se extiende casi tres horas, pero eso no me parece relevante.
Estos son algunos apuntes, me temo que mas inconexos que de
costumbre, sobre una película que deberé volver a ver tomándolos
en cuenta. Creo que en Interestelar hay mucha mas materia que
la que pude abordar para hacer análisis de tipo formal y para
interpretaciones que puedan ser válidas y estimulantes. Válido y
estimulante... como debería ser el cine en su conjunto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario