Translate

lunes, 10 de noviembre de 2014

Interestelar


En pantalla vemos a una familia de granjeros estadounidenses. Como sabemos que Interestelar (Título original: Interstellar. Director: Christopher Nolan. Países: Estados Unidos y Reino Unido. Año: 2014) es una película hollywoodense, sin problema aceptamos que el padre sea un actor conocido, como lo es Matthew McConaughey. La situación es normal y se presenta con realismo. El padre lleva a sus hijos a la escuela en una camioneta por un camino entre campos de maíz.
Algo los distrae atrayendo su mirada al cielo. No hay temor ni sorpresa en ellos. Hay excitación. Acaban de divisar a un dron, es decir, una aeronave no tripulada. Van tras ella y explican: es de la fuerza área hindú. Tratan de controlarlo a través de una computadora portátil y finalmente lo logran. Con su batería pueden darle energía a una granja.
Las películas de ciencia ficción suelen ser mas fascinantes por el mundo que plantean que por su anécdota y su realización. Así pasa, por ejemplo, con la primera parte de Los juegos del hambre (The Hunger Games. Gary Ross. Estados Unidos. 2012) en cuyo arranque (en el que plantea un orden mundial absolutamente distópico) no puede ser superado por el desarrollo del drama que plantea la historia.
Igual que en esta película, con la que comparte género, Interestelar se extiende al inicio. Intercala testimonios a cuadro, personas que hablan en pasado sobre una situación terrible. El mundo está al borde la crisis alimentaria total. Las plantas están desapareciendo. La última en sobrevivir es el maíz. El polvo lo cubre todo, produce enfermedades. Ya no hay ejércitos. El dron del que hablábamos al principio lleva diez años volando sin propósito. La tierra ya no soporta a los seres humanos.
En este escenario de crisis la historia ha sido reescrita. Urge que los jóvenes se preparen para una tarea clave en la supervivencia humana: hacer que la tierra produzca. Y he aquí que comienza el drama de los protagonistas. Cooper (Matthew McConaughey) no siempre fue un granjero. Era un ingeniero aeronáutico y un piloto altamente calificado que trabajó para la agencia espacial estadounidense. Murphy, su hija de 10 años (Mackenzie Foy) tiene el talento y la inteligencia suficientes para seguir sus pasos. Pero en los nuevos libros de historia el programa espacial es desacreditado, se presenta sólo como una estrategia política que ayudó a destruir a la Unión Soviética.
En medio de este tono realista hay una presencia extraña. En el cuarto de Murphy se manifiesta algo que podría ser un fantasma, o al menos así le llama ella. Se caen constantemente los libros (entre ellos la “Breve historia del tiempo” de Stephen Hawking) y finalmente Cooper descubre un patrón, unas coordenadas, como si se tratara de un encuentro cercano del tercer tipo (Close Encounters of the Third Kind. Steven Spielberg. Estados Unidos. 1977).
En estas coordenadas hay una instalación secreta. Ahí la Nasa sigue realizando un programa espacial casi clandestino. La población en general ignora que el planeta está por extinguirse y que es necesario abandonar la tierra en busca de un nuevo hogar para la raza humana en el espacio interestelar. Para ello se cuenta con una ayuda no esperada. Otros seres, en otro lugar del universo, han abierto un portal en la órbita de Saturno, para poder trasladarse a confines insospechados.
Este es sólo el arranque de Interestelar, fascinante para quien sepa encontrar la enorme cantidad de referencias a nuestro mundo actual y sus apuntes a los de temas de la educación, la ciencia, la tecnología y el deterioro ambiental que vivimos. No estoy contando la historia de la película ni siquiera en una tercera parte. Pero con esto creo sería suficiente para justificar los méritos de la película de Christopher Nolan. El desarrollo posterior de la trama no decae ante el brillante planteamiento de la anécdota. Pero hay mas elementos que van mas allá del argumento y abarcan todas las estrategias formales de la película.
Sigo una idea de David Bordwell para mediante la comparación ubicar al cine de Nolan. Creo que por un lado se encuentra Stanley Kubrick en 2001: Odisea del espacio (2001: A Space Odyssey. Estados Unidos y Reino Unido. 1968), quien rompía con la narrativa clásica de Hollywood para plantear de una manera ambigua temas muy complejos de la naturaleza humana proyectada a las estrellas. Por otro lado está, Steven Spielberg quien asumía la claridad narrativa tradicional del cine estadounidense, a veces llegando a simplificar sus temáticas pero siempre logrando filmes de una calidez humana extraordinaria.
Christopher Nolan asume ambas tendencias, su obra se desarrolla en un territorio intermedio, ya que presenta temas muy complejos ambicionando ser claro en todo momento. Yo no sé si hace cinco años, cuando no había leído el referido texto de Stephen Hawking o “Ciencia, tecnología e historia: relaciones y diferenciasde Javier Ordoñez hubiera podido inferir tanto de la película Interestelar. ¿Qué pasará con un espectador que no haya tenido acceso a estos materiales?
No lo sé. La película es un filme de aventuras pero su universo ficcional se adentra en los territorios de la física teórica, por cierto de una manera que yo no podría decir si es correcta o incorrecta: esa evaluación la dejo a mis amigos y lectores especialistas en esa área. Lo que si puedo decir que esta es una película apegada a los modelos tradicionales de narrar pero que visita territorios innovadores. La aparente contradicción que puede ser fascinante.
Nolan realiza una puesta en escena muy inteligente, con elementos que provienen del cine documental como los testimonios en pantalla y con una cámara en mano, sobre todo en las escenas que se desarrollan en el espacio. Con ello se marca una diferencia interesante con Gravedad (Gravity. Alfonso Cuarón. Estados Unidos y Reino Unido. 2013) construida con unos extraordinarios planos etéreos. Interestelar se ancla en una visión humana, igual que lo hace la cámara de su director de fotografía, el suizo Hoyte Van Hoytema.
Quizá este anclaje humano sea lo que pueda darle trascendencia a una de las frases, desde mi punto de vista, mas relevantes de la película, cuando se dice que el amor es lo único que puede superar al tiempo y a la gravedad, que al parecer es la fuerza física máxima del universo. Sólo que donde dice “amor” hay que leer “cultura”. Claro, si eso dijeran los personajes sería un documental, no una película de ciencia ficción.
El amor es capaz de darle sentido a las existencias, le otorga significado a los actos de los seres humanos. Mas que un sentimiento es un acuerdo social. Podría ser la manifestación de instintos básicos como el de la reproducción y por lo tanto el de la perpetuación de la especie, pero también va mas allá. Es el apego a la vida ante la inminencia de la muerte. De ahí la confrontación entre Eros y Tanatos. El amor es un artefacto cultural.
En Armageddon (Michael Bay. Estados Unidos. 1998) la tecnología es lo que impide la destrucción del planeta tierra y de la raza humana. En Interestelar es la capacidad de imaginar, propia de la cultura, lo que permitirá construir otro mundo en las estrellas. Y es una idea fascinante que ese nuevo espacio, creación absoluta del hombre como género, esté metido en una esfera, con perspectivas distorsionadas del arriba y del abajo, como en el espejo de Jean Cocteau en La sangre de un poeta (Le sang d'un poète. Francia. 1932) o como en los pasillos de El origen (Inception. Christopher Nolan. Estados Unidos y Reino Unido. 2010). Cabe mencionar que la similitud entre ambas películas no la establezco yo sino Mark Cousins en su serie sobre La historia del cine: una odisea (The Story of Film: An Odyssey. Reino Unido. 2011).
Celebro el estreno de Interestelar por que es de esas películas que, en medio del desastre demasiado evidente que vivimos, plantean una posibilidad de futuro acorde con la imaginación y el conocimiento que hemos sido capaces de desarrollar los seres humanos, que es capaz de valorar a la cultura como algo útil, mas allá de las políticas que definen de manera inmediata lo que es válido y lo que no lo es.
También me congratulo de encontrar un guión con una estructura compleja, pero clara a la vez, donde la historia se va desdoblando, que se esfuerza por que cada escena tenga un equivalente en el avanzar de la película y por lo tanto una justificación. Por ello se extiende casi tres horas, pero eso no me parece relevante.
Estos son algunos apuntes, me temo que mas inconexos que de costumbre, sobre una película que deberé volver a ver tomándolos en cuenta. Creo que en Interestelar hay mucha mas materia que la que pude abordar para hacer análisis de tipo formal y para interpretaciones que puedan ser válidas y estimulantes. Válido y estimulante... como debería ser el cine en su conjunto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario