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lunes, 3 de noviembre de 2014

Lo que el viento se llevó: Semana de Cine Mexicano


El negocio del cine enfrenta una serie de retos inquietantes. Por un lado está la competencia de una enorme cantidad de pantallas personales o caseras, que van desde el teléfono celular hasta las pantallas de plasma de 80 pulgadas. La gente está viendo contenidos audiovisuales en general y películas en particular en multitud de sistemas. Hay quien recurre a soportes como el dvd o el blu-ray y quienes usan internet para acceder a ellos.
El hecho de ir a las salas cinematográficas ha tenido que volverse un evento. Ahora que la proyección en las salas es digital no se puede apelar a la superioridad del celuloide y a su superioridad en cuanto a resolución y por lo tanto a cierto tipo de calidad que representa.
Algunos cines (y también cierto tipo de películas) se han vuelto algo similar a un parque de diversiones. Las proyecciones en 3D se asemejan por momentos a una montaña rusa y apelan a la reacciones fisiológicas de los espectadores para que estos decidan que el dinero pagado por su boleto ha valido lo que ha costado. El extremo son las las salas 4D donde el espectador recibe otros estímulos además de la imagen y el sonido: las butacas tiemblan, se arroja humo, agua, viento y se despiden olores. En las próximas semanas se inaugurará la primera sala de este tipo en San Luis Potosí.
Todos estos espacios están destinados a eventos fílmicos dirigidos sobre todo al público joven o muy joven. La asistencia de niños y adolescentes a las salas es el objetivo de estas atracciones. ¿Qué pasa con el público adulto? En la mente de los mercadólogos se asocia la mayor edad al mayor ingreso. Eso estaría por verse en el entorno de crisis y desempleo que se vive, pero démoslo por bueno en este momento. Para este público con mas dinero se han abierto salas sangronamente llamadas VIP, que ofrecen servicio de bar y restaurante, tienen pocas butacas por sala pero estas están completamente mullidas y son reclinables. El costo, desde luego, es mucho mas alto.
Este fin de semana se exhibió en nuestra ciudad Lo que el viento se llevó (Título original: Gone with the wind. País de origen: Estados Unidos. Año de estreno: 1939), la legendaria película estadounidense atribuida en su dirección a Victor Fleming e interpretada por Clark Gable, Vivian Leigh y Olivia de Havilland. Quizá sea la película con mayor cantidad de reestrenos en la historia del cine. Ha acompañado a muchas generaciones, y tiene seguidores que mayoritariamente no la vio en su estreno. Ahora cumple 75 años y llega a las salas, en el caso de nuestra ciudad a las VIP, en una nueva copia digital.
El público que por primera vez la vea en el cine se enfrentará a una experiencia interesante. No hay que olvidar que es una película pionera, muy adelantada técnicamente a su tiempo, cuando la fotografía en blanco y negro era el estándar y el sonido apenas tenía 11 años de haberse incorporado a la imagen. En ese sentido uno podría apreciar ciertas imperfecciones en la imagen, mas ahora que estamos acostumbrados a la nitidez digital.
Pero lo que queda claro es que verla en la pantalla grande revela la desmesura de sus realizadores, que quisieron filmar lo mas espectacular que se podía hacer en ese momento, basándose en los logros fílmicos obtenidos hasta el momento y queriendo superarlos. Todo ello pensado en la pantalla grande, no en un televisor ni en ninguna otra pantalla. Se ha dicho que es la película que resume todas las aspiraciones del cine clásico de Hollywood.
Pero, como diría mi amigo Jaime Álvarez del Castillo: una película como esa sólo se puede aguantar en un cine. Y al parecer la el público ha pensado de esa manera, ya que la exhibición del sábado se realizó con la sala llena. Y al momento de publicar estos comentarios ya no hay boletos disponibles para la función de hoy.
Eso demuestra que con una estrategia de mercado, apoyada en una buena infraestrucura, quizá incluso hasta demasiado pretenciosa y desde luego orientada al consumo de algo mas que la película, pero que no pasa por alto la calidad del sonido y de la exhibición, sigue siendo posible que la gente prefiera las salas para ver algo algo a lo que mas fácil y económicamente podría tener acceso.
En el otro extremo del asunto, en cuanto a la calidad de exhibición pero también radicalmente opuesto en el sentido de la novedad, déjenme contarles que hoy arranca la Semana de Cine Mexicano en la Cineteca Alameda de San Luis Potosí. El cine nacional pasa por un momento de enormes contradicciones. Algunas películas mexicanas han sido de las mas taquilleras en los últimos años, pero la enorme cantidad de la producción (que no es poca) no llega a las salas comerciales.
Y eso se puede explicar por varias razones. La mala promoción de las salas especializadas, supuestamente dedicadas al la difusión del cine mexicano, podría ser una de ellas. Un ejemplo: al día de hoy la página de internet de Cineteca Alameda no tiene la programación completa ya no digamos del mes de noviembre, sino de la Semana de Cine Mexicano.
Vía un twitter del Imcine, el Instituto Mexicano de Cinematografía, me enteré de que hoy se exhibe Club sándwich (México. 2013) con la presencia de su director Fernando Eimbcke y de parte de su elenco. No es una mala idea volver a exhibir esa película en Cineteca Alameda, sobre todo si viene el director y los actores. Pero no me cabe en la cabeza que una estrategia tan básica como la publicación de la cartelera en la página de internet oficial de la Cineteca Alameda no esté funcionando.
Seguramente otras redes sociales si tienen la información, al menos eso quiero suponer, pero uno siempre regresa a la página de internet para consultar la cartelera y para planear su asistencia. En el momento de escribir esto sólo hay cuatro películas anunciadas. Urge que eso se arregle.
Por otro lado, la Cineteca Alameda es una de las salas de cine mas inhóspitas de la ciudad. Y mas en esta época del año, cuando los cinéfilos empedernidos asistimos con un cobertor para combatir el frío. También nos hemos vuelto expertos en ubicar espacios que mejoren la experiencia sonora.
Antes, cuando las películas se exhibían en filme de 35 milímetros, para poder entender una película en español el mejor lugar era en el centro de la luneta, abajo de la zona del proyector. Ahora, con el equipo digital, hay que acercarse a la pantalla tendiendo mas hacía el pasillo central derecho para poder escuchar algo con relativa claridad. Resulta irónico lo arduo que resulta escuchar una película en español mexicano.
Además de que, como lo he escrito antes, el equipo de proyección full hd es de calidad inferior al de otras salas cinematográficas de la ciudad. A eso hay que aunarle que el cañón de video no tiene momentos de reposo cuando hay tres funciones al día. Entre una y otra función se mantiene encendido para proyectar los avances de la cartelera y publicidad de instituciones de gobierno.
Con eso se acorta el período de vida útil del proyector, que ya presenta signos de deterioro. La última vez que fui a la Cineteca Alameda, a la exhibición de Mi vida es un rompecabezas (Casse-tête chinois. Cédric Klapisch. Coproducción de Francia, Bélgica y los Estados Unidos. 2013) aparecieron en diversos momentos señales de ruido en la imagen, nieve, como se dice coloquialmente. Además de que se cometió la falta de respeto al público y los cineastas de no apagar la luz durante la exhibición del cortometraje previo a la presentación estelar, al menos en la última función.
Esas son las condiciones en las que podemos acceder a lo mas interesante, ya no digamos a lo mas nuevo, de nuestro cine mexicano. Parece que se quisiera que resultara invisible e ilegible. Sin embargo no quiero dejar de ir a la Semana de Cine Mexicano.
Y por otro lado, las empresas particulares de exhibición buscan maneras de que el público no se aleje de las salas. Una opción es exhibir películas clásicas, concebidas originalmente para el cine, en las mejores condiciones posibles. Se trata de los filmes mas comerciales de la historia, pero sin duda alguna tienen un estatus de clásicos. Pero la diferencia al momento de tratar dos tipos de cine, el mexicano y el hollywoodense, me inquieta, me hace pensar muchas cosas.

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