Para la 56 Muestra
Internacional de Cine se ha programado la proyección de una buena
cantidad de películas de directores ampliamente reconocidos por las
comunidades cinéfilas:
Se presenta el
volumen 1 del díptico Ninfomanía (Nymphomaniac: Vol. I.
Director Lars Von Trier. Coproducción de Dinamarca, Alemania,
Francia, Bélgica y del Reino Unido. 2013), así como la película
que marca la despedida de uno de los directores mas importantes del
orbe, el animador japonés Hayao Miyazaki (Se levanta el viento.
Kaze tachinu. Japón. 2013).
También está
contemplada la proyección de Vamos a jugar al infierno (Jigoku
de naze warui. Japón. 2013) de Shion Sono, el director conocido por
el público asiduo a las muestras internacionales de cine por
películas como Topo
(Himizu. Japón. 2011) y Pez mortal
(Tsumetai nettaigyo. Japón. 2010).
También
están en cartelera de la 56 Muestra Internacional de Cine películas
de veteranos como el italiano Ettore Scola (Qué extraño
llamarse Federico. Che strano
chiamarsi Federico. Italia. 2013) y el chileno Alejandro Jodorowsky
(La danza de la realidad. Chile y Francia. 2013) que no debieran
requerir mayor presentación.
Es
un menú de directores reconocibles por cierto público, de películas
que generan expectativas muy concretas. Aunque, para no perder la
costumbre, a San Luis Potosí no llega la programación completa.
Falta El Gran Hotel Budapest (The
Grand Budapest Hotel. Estados Unidos y Alemania. 2014) de Wes
Anderson, uno de los cineastas mas apreciados por los jóvenes
cinéfilos.
Cuando
fue la primera Muestra Internacional de Cine había un serio problema
de distribución en México. Muchas películas ponderadas por la
crítica no llegaban al país. Gracias a las muestras se pudieron ver
filmes como 2001: Odisea del espacio
(2001: A Space Odyssey. Stanley Kubrick. Estados Unidos y Reino
Unido, 1968), Antonio de las Muertes (O
Dragão da Maldade contra o Santo Guerreiro. Glauber Rocha. Brasil.
1969) y Tres colores: azul, blanco y rojo
(Trois couleurs: Bleu, Trois couleurs: Blanc, Trois couleurs: Rouge.
Krzysztof Kieslowski. 1993 y 1994. Coproducción de Francia, Polonia
y Suiza) todas consideradas como clásicos hoy en día.
Críticos
como Carlos Bonfil sugieren que la Muestra ha dejado de tener sentido
por que la Cineteca Nacional programa posteriormente las mismas
películas durante una o varias semanas e incluso algunas llegan a
los circuitos comerciales, aunque sea de manea fugaz.
Ir
a la Muestra es todo un maratón. Implica salir a toda velocidad del
trabajo para llegar a la última función, batallar con el tránsito
del centro histórico y gastar una buena cantidad de dinero en
estacionamientos o, en su defecto, encomendarse a la divinidad para
que nada le pase al coche. Con los cinéfilos peatones la situación
es un poco distinta, pero la prisa y las presiones son las mismas:
finalmente es un carrera de fondo cinéfila, exigente pero
disfrutable.
La
Muestra tiene la ventaja además de que te permite encontrarte con
los amigos del cine, aquellos que no has visto quizá desde hace
meses (en la última muestra) y con los cuales quisieras compartir
tiempo y reflexiones al final de cada función. Desafortunadamente
las instalaciones de la Cineteca Alameda, sede potosina de la
Muestra, son poco acogedoras y no invitan a quedarse después de la
función.
El
riesgo de perderse una película existe. Y es muy probable que no
quede mas opción que verla en video, lo cual es frustrante para los
adictos a las salas cinematográficas. La Cineteca Alameda podría
contemplar la opción de programar, posteriormente las películas mas
interesantes.
Y
cabe mencionar que escribo las mas interesantes, no aquellas a las
que el público responda mejor. De hecho hay películas exhibidas en
los eventos de la Cineteca Alameda que han pasado desapercibidas, han
contado con escaso público y ahora son consideradas piezas clave del
cine actual. Ejemplos: 12:08 al este de Bucarest
(A fost sau n-a fost? Corneliu Porumboiu. Rumania. 2006) y Tabú
(Tabu. Miguel Gomes.
Coproducción de Portugal, Alemania, Brasil y Francia).
Para
una institución cultural no se trata sólo de dar lo que el público
pida, sino enseñarle a pedirle mas y mejor. Tomemos el ejemplo de la
exhibición la ópera del MET de Nueva York en el Centro Cultural
Bicentenario, que siempre tiene previo una charla impartida por un
experto.
Pues
bueno, llegó la Muestra. Hagamos lo que al cinéfilo corresponde.
Por cierto: iré comentando las películas que ya he visto y lo
publicaré aquí. Ojalá a algún interesado le sirvan.
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