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lunes, 26 de mayo de 2014

Qué extraño llamarse Federico


Qué extraño llamarse Federico (Che strano chiamarsi Federico. Director Ettore Scola. Italia. 2013) es un juego de la memoria. Hace muchos años, el joven aspirante a cineasta Etore Scola iniciaba su carrera al lado de un gigante de la cinematografía mundial.
Federico Fellini marcó un antes y un después en la historia del cine. Imprimió en sus películas una serie de temas y preocupaciones muy íntimas en torno al tránsito a la vida adulta en filmes como Los inútiles (I vitelloni. Italia y Francia. 1953) y Amarcord (Italia y Francia. 1973). Fellini también reflexionó sobre su arte, el cinematográfico, en películas ampliamente reconocidas como 8½ (Italia y Francia. 1963) y Entrevista (Intervista. Italia. 1987). Tampoco fue ajeno a su momento histórico. Muy distintas entre sí, pero La calle (La strada. Italia. 1954) y La dulce vida (La dolce vita. Italia y Francia. 1960) fueron amargos retratos de Italia en la posguerra.
Mas joven que él, las películas de Ettore Scola nunca dejan de ser iluminadas, de alguna manera, por el cine de Fellini: Un día especial (Una giornata particolare. Italia y Canadá. 1977), Sucios feos y malos (Brutti, sporchi e cattivi. Italia. 1976) y de Splendor (Italia y Francia. 1989) son obras sin duda alguna de Ettore Scola, que se apropian y dialogan con Fellini.
Ambos cineastas derrotaron al realismo mediante la poesía. En sus filmes las metáforas cuentan aún mas que la anécdota. Sólo el cinéfilo con voluntad y capacidad de interpretar puede acceder a su cine como una totalidad. Mas que narradores, Fellini y Scola son en mayor y menor medida, poetas que filman su momento.
Federico Fellini murió hace 21 años. En su última etapa como creador vivió muchos problemas. Mientras en los sesentas sus películas eran grandes sucesos en Estados Unidos, La voz de la luna (La voce della luna. Italia y Francia. 1990) no encontró distribuidor en ese país.
Ettore Scola también llevaba 10 años sin filmar desde que se estrenó Gente de Roma ( Gente di Roma. Italia. 2003). A sus 82 años regresó con este juego de la memoria, con esta especie de cine reflejo, donde el alumno y el amigo busca mirarse en el otro amigo que también es maestro.
Qué extraño llamarse Federico, la película de Etore Scola no es un típico documental de hecho excede la definición de documental aunque trata de personajes que existieron en el mundo real. Explora el encuentro de entre Fellini y Scola, ocurrido en la juventud temprana de ambos, presenta los recorridos nocturnos de ambos por Roma en busca de un resorte que impulsará su creatividad, visita los lugares donde Fellini filmó.
Y si bien recurre a imágenes de archivo tanto fotográficas como fílmicas, Scola las utiliza como puertas para jugar con la memoria. Le da un gran peso a las recreaciones. Hay actores que interpretan a Fellini, a Scola e incluso a Marcelo Mastroiani en su edad madura. Maravilloso momento es cuando la mamá de Marcelo Mastroiani le reclama a Ettore Scola por haberle dado papeles tan feos a su hijo. La señora le dice que debería aprender de lo bien que filmaba Fellini.
El Federido Fellini de Scola es iconogáfico. Su simple caracterización: abrigo y sombreros pardos, lentes de resina y bufanda roja es suficiente para ser usado como un símbolo, no de su propia vida, sino de su importancia como ícono cultural italiano.
Un Oscar para Fellini era un Oscar para toda la comunidad, dicen en la película. Ettore Scola no hace un análisis de la obra. Mas bien nos transporta a un ensueño colectivo. Poéticamente nos hace pensar en la trascendencia del la obra de Fellini en la imaginación de la gente, incluso en aquella que no ha visto sus películas.
Este tono se resume en la bella secuencia donde Fellini se escapa de su propio funeral y dos policías salen corriendo detrás de él.Las películas de Fellini siempre tuvieron esa amargura de contiene la vida real, que irremediablemente termina con la muerte y que transcurre muchas veces sin sentido. Pero la película de Ettore Scola nos remite al lado festivo, extravagante, vital, que precisamente se llama fellinesco, del cine del gran creador italiano.
Los amantes del cine deben ver esta película. Y luego, si no las conocen, deben visitar el italianísimo mundo de las películas de Ettore Scola y Federico Fellini.
Qué extraño llamarse Federico se exhibe en San Luis Potosí como parte de la 56 Muestra Internacional de cine el martes 27 de mayo en la Cineteca Alameda. Las funciones están programadas a las 16:00, 18:15 y 20:30 horas.

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