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lunes, 19 de mayo de 2014

Lars von Trier


Yo no tengo nada en contra de Lars von Trier. Al contrario. Creo que ha de ser una pesada carga autoimpuesta el aspirar al título del mejor director de cine del mundo. Desde sus primeras películas quedaba claro que la obra del director danés no iba a estar exenta de grandes ambiciones.
Europa (coproducción de España, Dinamarca, Suecia, Francia, Alemania y Suiza. 1991) es un gran logro técnico, si nos atenemos a los recursos disponibles en el momento. Esta película (con sus transiciones del color al blanco y negro y sus planos de amantes que se despiden dándose la mano de un tren a otro) abrió un camino hiperestilizado que Trier transitaría con regularidad.
Lars von Trier a recurrido a todo tipo de embellecimientos de la imagen en filmes como Europa, Anticristo (Antichrist. Dinamarca, Alemania, Francia, Suecia, Italia y Polonia. 2009) y Melancolía (Dinamarca, Suecia, Francia, Alemania. 2009). ¿Para qué utiliza tan sofisticado aparato fílmico? Para contar historias y abordar temas que, como espectadores, incluso antes de ver la película asumimos como perturbadores: en estas películas niños mueren en cámara lenta, clítoris se cercenan en gran acercamiento de cámara, el mundo termina con junto con sus melancólicos habitantes gracias al uso de bellos efectos generados por computadora.
La belleza o sobre estilización de algunas de las películas de Lars von Trier se tensa con las oscuridades del alma humana que pone es escena el cineasta danés, padre del movimiento Dogma. Precisamente hablando del dogma95, hay que aclarar que esas películas hiper estilizadas son sólo una línea en la producción total de Lars von Trier.
En otros filmes ha prescindido de cualquier aproximación a lo bello en el cine y, al contrario, pretende desnudarlo de sus artificios. Probablemente su obra maestra va en esa línea. Me refiere a Contra viento y marea (Breaking the Waves. Dinamarca, Suecia, Francia, Holanda, Noruega, Islandia y España. 1996). Martin Scorsese dijo que pocas veces en el cine actual se trataba la sexualidad como en Contra viento y marea.
Probablemente la mas excesiva en cuanto a la confrontación con el público en la arena estética y temática sea Dogma 2: los idiotas (Idioterne. España, Dinamarca, Suecia, Francia, Holanda, Italia. 1998). Filmada en video, como si realmente quisiera pasar por el trabajo de un aficionado, con una escena de orgía en la que los actores principales fueron doblados por actores porno, Dogma 2: los idiotas ha sido casi completamente incomprendida.
El extremo de la desnudez fílmica de Lars von Trier ha sido Dogville (Dinamarca, Suecia, Reino Unido, Francia, Alemania, Holanda, Noruega, Finlandia, Italia. 2003). En esta película el director parece decirnos: “miren, es tan bueno mi trabajo con los actores que no necesito de nada mas. Puedo prescindir de los escenarios y ustedes considerarán que la película siegue siendo grandiosa”.
Y sin embargo, yo personalmente no tengo nada en contra de Lars von Trier. Es un tipo listo, quizá un poco angustiado, que le gusta burlarse un poco. Burlarse un poco del cine y un poco de los espectadores.
Ninfomanía es su última película. Un resumen de sus dos tendencias de trabajo. Una demostración de que compite por el título del mejor director del mundo, por eso puede armar un gran reparto y plantear una película que se sale de lo común por sus pretensiones y excesiva intelectualización.
De Ninfomanía publicaré un texto muy pronto, en este mismo espacio.

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