Ninfomanía vol. 1 (Nymphomaniac: Vol. I. Coproducción de
Dinamarca, Alemania, Francia, Bélgica y Reino Unido. 2013), la última
película de Lars von Trier, cuenta la historia de Joe, interpretada
por Charlotte Gainsbourg, quien yace herida en la calle y es
encontrada por Seligman, un intelectual interpretado por Stellan
Skarsgård. Joe encuentra refugio en el departamento de Seligman,
quien le pide que le cuente su historia. Ella es una ninfómana, ha
tenido una vida sexual muy intensa que le ha provocado enormes
placeres y también grandes dolores.
Joe advierte que
su historia hay que escucharla entera. Pues bien, los programadores
de la 56 Muestra Internacional de Cine parecen no haber escuchado y
solamente van a proyectar el volumen uno de Ninfomanía. Como bien lo
dice ella, su historia es larga. Lars von Trier la dividió en dos
películas para que no fuera una sola de 4 horas en pantalla. Los
volúmenes uno y dos de Ninfomanía se estrenaron el mismo
día, el 25 de diciembre del año pasado y esa fue una buena idea:
sólo la duración justifica que no se proyecten juntas. Por que en si mismo la anécdota
no tiene división, de hecho casi exige ver una detrás de otra.
Eso no pasará en
la Muestra. Pero
los cinéfilos ansiosos seguramente ya vieron las dos partes, que
circulan desde hace semanas en video en Europa y en las redes de
manera ilegal. Mal negocio para las salas cinematográficas como la
Cineteca Alameda, sede de la Muestra en San Luis Potosí.
Concentrémonos en
la película. Hemos dicho que la obra de su director Lars von Trier
va de películas hiper estilizadas como Melancolía
(Melancholia. Dinamarca, Suecia, Francia, Alemania. 2011) y
Anticristo (Antichrist. Dinamarca, Alemania, Francia, Suecia,
Italia y Polonia. 2009) hasta filmes muy crudos o desnudos como
Contra viento y marea (Breaking
the Waves. Dinamarca, Suecia, Francia, Holanda, Noruega, Islandia y
España. 1996), Dogma 2: los idiotas (Idioterne.
España, Dinamarca, Suecia, Francia, Holanda, Italia. 1998) y
Dogville (Dinamarca, Suecia, Reino Unido, Francia, Alemania, Holanda,
Noruega, Finlandia, Italia. 2003).
Ninfomanía
parece un resumen de ambas tendencias. Utiliza escenarios
completamente artificiales, como los callejones donde ocurre el
encuentro entre los protagonistas. Pero esos escenarios son
particularmente desnudos y pretenden incluso hasta ser sórdidos. A
diferencia de la desnudes de Dogville, aquí todos los diálogos se
ilustran. Si Joe cuenta que de niña jugaba el juego de las ranitas,
se ven unas ranitas saltando. Este recurso llega a ser excesivamente
obvio. El personaje dice que lo tratan como a un costal de papás y
en efecto, tras el dicho vemos el costal de papás.
La vida de Joe da
cuenta de todo tipo de excesos. Y siempre va ilustrada por los
comentarios de Seligman, interpretado quien intelectualiza los
acostones de Joe. Cualquiera que haya leído La doble llama de
Octavio Paz, como lo hacían los
chavitos de aquella película llamada La primera noche (Alejandro Gamboa. México, 1998), se dará cuenta de que los
comentarios de Seligman le dan el matiz intelectual a la historia,
convierten la sexualidad de Joe en erotismo, tratan de explicar los
excesos de la carne con los excesos de la cultura.
Ninfomanía es un
compendio de preceptos ampliamente aceptados en torno al sexo, al
parecer sacados textualmente de ensayos sobre el erotismo. Lars von
Trier aspira a ser uno de los mejores directores del mundo, pero no
es un intelectual. Como ensayo fílmico, Ninfomanía se queda
corto por rcarece de originalidad.
Como película
erótica tampoco destaca: es menos escandalizante y profana que las
películas de Jean-Luc Godard en los sesentas (La mujer casada.
Une femme mariée: Suite de fragments d'un film tourné en 1964.
Francia. 1964), las de Bernardo Bertolucci en los setentas (El
último tango en París. Ultimo tango a Parigi. Francia e Italia.
1972), y las de Shôhei Imamura (La balada de Narayama.
Narayama-bushi kô. Japón. 1983) en los ochentas.
Hay muchos
personajes en la historia, muchas caras conocidas que de pronto
saltan a la pantalla. Quizá lo mejor de toda la película sean los
escasos e histéricos minutos en pantalla de Uma Thurman, la diva de
Quentin Tarantino. Pero en general, podemos decir que Ninfomanía,
tomando como unidad los volúmenes uno y dos, queda como una obra
menor de Lars von Trier. Él dice que la escribió en el manicomio.
Quién sabe, a lo mejor eso lo justifica un poco.
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