Siempre he considerado un acierto que la Cineteca Nacional incluya en
su Muestra Internacional materiales de cine clásico. Desde que llegó
por primera vez a San Luis Potosí (en 1997) hemos podido ver en la
pantalla grandes obras de Orson Welles, Charles Chaplin, Jean Renoir,
Luis Buñuel y Julio Bracho, entre otros. Las películas “viejas”
en exhibición colectiva se renuevan, se (re) descubren, se pueden
ver con ojos nuevos.
Desafortunadamente muchas de esas películas nunca las pudimos
apreciar correctamente. Ni la Cineteca Alameda ni Cinépolis, dos de
las sedes de la Muestra en nuestra ciudad a lo largo de los años,
han tenido el equipo óptico que permita exhibir las películas de
formato académico de manera adecuada y han optado por proyectarlas
deformadas.
Películas como Macario (1959), de Roberto Gavaldón, exhibida
hace unas pocas muestras en la Cineteca Alameda, fueron filmadas en
un formato de pantalla prácticamente cuadrado, actualmente casi en
desuso, que se conoce precisamente como formato académico.
Se entiende que una sala comercial no cuente con equipo para
proyectar de esa manera, por que las películas actuales tienden mas
bien a ser rectangulares. Pero una sala como la Cineteca Alameda,
dedicada al fomento de la cultura cinematográfica, debería tomar en
cuenta esos detalles para no distorsionar la obra de algunos de los
directores mas importantes de la historia del cine. A esa distorsión
los cinefotógrafos le llaman “tortura de la imagen”.
¿Exageración? ¿Lo que cuentan son los contenidos? No lo creo. Las
películas son sistemas muy complejos, donde todos los
elementos tienen una razón de ser y, en el caso de las grandes
películas, los aspectos técnicos refuerzan y guían las intenciones
temáticas de los directores. Distorsionar una película es
distorsionar un mensaje.
Con todo, la exhibición en 35 milímetros siempre permitía apreciar
detalles que se perdían en los formatos caseros de video como el dvd
e incluso en el blu-ray. En la Cineteca Alameda ahora las películas
se exhiben en formato digital. La Cineteca Nacional ya no distribuye
películas en 35 milímetros.
Se han llegado a cometer aberraciones como exhibir Distinto
amanecer (Julio Bracho. México 1933) en formato de dvd. En este caso la proyección
débil y pobre de la Cineteca Alameda no torturó la imagen, mas bien la hizo casi ilegible. La experiencia resultó mucho
peor que quedarse en casa y ver la película en una televisión.
Desde aquel entonces las condiciones de exhibición de la Cineteca
Alameda han mejorado aunque siguen sin ser óptimas. No sé qué sentido tenga ver estos clásicos en la Cineteca de San Luis
Potosí, sobre todo si tenemos otros referentes.
Las salas comerciales han llegado a exhibir en digital, de manera muy
satisfactoria, películas como Cinema Paradiso (Nuovo Cinema
Paradiso. Giuseppe Tornatore. Coproducción de Italia y Francia.
1988) o El Padrino (The Godfather. Francis Ford Coppola.
Estados Unidos. 1972).
La calidad de proyección de la Cineteca Alameda (full hd, es decir
como un blu-ray) y los de los formatos de distribución de la
Cineteca Nacional (a veces full hd y otras definición estándar,
como un dvd) no están a la altura de las salas comerciales (que exhiben sus filmes en formatos de definición superior como el 2k y a veces el 4k). Aunque
hay que señalar que en estas salas falta continuidad de este tipo de
proyecciones, al menos en San Luis Potosí.
Un sueño guajiro sería que la Cineteca Nacional sacara provecho de
la infraestructura instalada en los estados. Por ejemplo en la
Cineteca Alameda hay un excelente proyector de cine analógico que
está acumulando polvo por falta de películas en ese formato.
La Cineteca Nacional podría mandar copias de películas clásicas en
35 milímetros y lograr una experiencia muy gratificante para los
cinéfilos de siempre y otra completamente nueva para los amantes del
cine de nueva cuña.
Pero bueno, los presupuestos siempre son limitados, la ejecución de
los mismos no siempre eficiente y en ocasiones tampoco transparente.
A pesar de ello, la sobrevivencia de la Cineteca Alameda, como
espacio cinéfilo y no dedicado a otro tipo de actividades, depende
de que ver las películas sea toda una experiencia.
Por lo menos deberíamos poder ver una copia restaurada de La
diosa arrodillada (Roberto Gavaldón. México. 1947), que es uno
de los tesoros del cine mexicano y es también la película con la
que arranca la 56 Muestra Internacional de Cine. Pero eso también es
poco probable. Los derechos de La diosa arrodillada están en
manos de Televisa, empresa que no se ha caracterizado por preservar
su extraordinario acervo fílmico.
Pero bueno, ya veremos la función del sábado 17 de mayo, con la que
arranca la 56 Muestra Internacional de Cine en San Luis Potosí.
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