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miércoles, 16 de diciembre de 2015

Star Wars: lo mejor


Este es el tercero de tres textos que compartiré sobre La guerra de las galaxias antes del estreno de la séptima entrega. Se trata de una reflexión personal sobre los mejores momentos de la saga. 
Originalmente estas ideas estaban organizadas como un guión radiofónico para mi intervención en el especial del podcast Sonido Directo del pasado 4 de mayo. Aunque este contenido fue el que más fielmente se escuchó me pareció prudente trabajar el texto y presentarlo por escrito como complemento y remate de los otros dos.

Para escoger un momento o un personaje favorito dentro de la saga completa de La Guerra de las Galaxias tendría que verme a mi mismo en dos momentos muy distintos de mi vida. Yo vi la primera entrega en 1978, en su estreno en el primer cine de la Huasteca Potosina con proyección en 70 milímetros, el Cinema Valles 70. Mi madre nos llevó a mi hermana y a mi que tendríamos 7 u 8 años en ese momento.
El impacto que me provocó lo considero profundo. Hubo, desde el primer momento, una mezcla de asombro, emociones fuertes y deslumbramiento. El atardecer con dos soles en Tatooine, el diseño de los androides y las naves espaciales, la diversidad de especies en la cantina de Mos Eisley, el sacrificio de Obi-Wan Kenobi... esos momentos son claves en los recuerdos de mi infancia.
Debí haber visto la película 3 ó 4 veces antes de la llegada de las video caseteras en la década de los 80's. En una de las exhibiciones hubo un pequeño incendio que nos obligó a desalojar la sala. El más extravagante de los visionados ocurrió en un simulador espacial que se instaló en la feria de Tamuín, lugar cercano a Ciudad Valles. El aparato tenía forma de cohete espacial, se movía hacía a los lados y cambiaba de ángulo. Y a los que nos subíamos nos proyectaban un fragmento de la película. Una experiencia bizarra, sin duda.
La segunda entrega, El imperio contraataca [Título original: Star Wars: Episode V - The Empire Strikes Back. Dirección: Irvin Kershner. País: Estados Unidos. Año: 1980], superó a la primera película. Hoy sé que se debe al buen oficio de su director y de su guionista, Lawrence Kasdan, veterano especialista en secuelas ya desde entonces.
De ahí todo fue decadencia. El regreso del Jedi [Star Wars: Episode VI - Return of the Jedi. Richard Marquand. Estados Unidos. 1983] fue un final apresurado con algunas partes atractivas. Una de ellas compensa todos sus defectos. Se trata de un factor humano: la presencia de Carrie Fisher en traje de baño. Su lunar excelentemente ubicado llegó muy a tiempo a mi adolescencia.
La segunda trilogía está muy por debajo de la primera. Su interés radica en aspectos técnicos de los que ya hablé anteriormente. Además yo ya era un adulto cuando la vi y había acumulado muchas horas de cultura cinematográfica, al grado de valorar más los valores fílmicos de Woody Allen en Annie Hall [Título en México: Dos extraños amantes. Estados Unidos. 1977] que le ganó el Oscar a mejor película a La Guerra de las Galaxias [Star Wars. George Lucas. Estados Unidos. 1977] en 1978 de forma justa y bien merecida.
Además de los cambios en mi persona hay un acuerdo generalizado en lo anticlimático de Star wars: Episodio I - La amenaza fantasma [Star Wars: Episode I - The Phantom Menace. George Lucas. Estados Unidos. 1999], en la flojera que produce el romance de Anakin Skywalker y la estupidez de todos los personajes (empezando por Jar Jar Binks y acabando por el maestro Yoda) que no acaban de darse cuenta que Palpatine es el verdadero enemigo.
Pero lo mejor de todas las entregas ha sido la expectativa. Si hoy veo el trailer del Episodio I me parece carente de gracia y sustancia. Pero cuando volví a escuchar la música de John Williams en una sala de cine fue una experiencia que volcó sobre mi toda la infancia y aceleró mi pulso más allá de lo racional.
Igual me pasa con la séptima entrega [Star Wars: El Despertar de la Fuerza. Star Wars: The Force Awakens. J.J. Abrams. Estados Unidos. 2015]. Hasta el momento 4 de 5 secuelas o precuelas han sido decepcionantes. Espero que esta también lo sea: tiene la estadística en contra. Pero la emoción de esperarla ha tenido momentos magníficos como el primer trailer que vimos hace casi un año. Soy sujeto de mis pasiones. Y de la mercadotecnia. Como diría el instructor de boliche y pretendiente de Marge Simpson, Jacques Brunswick a quien cito de memoria: mejor que el momento y que el después es el momento de la expectativa.

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