300: el nacimiento de un imperio (300: Rise of an Empire. Murro. Estados Unidos, 2014) aporta una serie de ideas y de valores en los que bien valdría la
pena detenerse. Al igual que su precuela pondera la capacidad de
sacrificio, la valentía, el ánimo libertario en este caso
representado por el ejército ateniense.
300: el nacimiento... agrega otro elemento que no
había en la historia de los espartanos o que quedaba desdibujado en
su traslado del comic de Frank Miller a la película: los atenienses
y en especial Temócrito, su general interpretado por Sullivan
Stapleton, obtienen sus victorias sobre los persas mediante el uso de
la racionalidad, el ingenio y la estrategia.
Estas habilidades se contraponen a la impulsividad agresiva de la
general del los persas, Artemisia, interpretada por Eva Green. Ella
tiene el impulso ciego de la venganza, es capaz de manipular a Jerjes
(Rodrigo Santoro) para que le haga la guerra a los griegos.
La exposición de su pasado traumático como víctima no justifica
los valores que se le imponen al personaje de Artemisia. Junto con
Jerjes (caracterizado de una forma relativamente femenina, comparada
con los griegos) representan una serie de valores que se identifican
con la mujer: La superstición, la manipulación psicológica y
sexual y el arrebato de lo irracional que lleva finalmente al
personaje a la perdición.
En estos tiempos, donde se pretenden revalorar las diferencias de lo
géneros, habría que tomar en cuenta estas ideas que transmite el
filme 300: el nacimiento de un imperio. Antes de fascinarnos
por las capacidades físicas iguales entre un guerrero hombre y una
guerrera mujer, deberíamos pensar cómo caracterizamos a las
mujeres, reflexionar sobre lo que propone la propia película en este
sentido.
No hay que olvidar que en gran medida la racionalidad masculina nos
ha llevado al entorno de violencia y degradación de lo artístico en
favor de lo práctico que vivimos hoy en día.
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