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lunes, 3 de marzo de 2014

Lubezki: reconocimiento mas que merecido

El trabajo del cinefotógrafo Emmanuel Lubezki, director de fotografía de Gravedad (Gravity (2013. Cuarón. Estados Unidos y Reino Unido) se apega, de una manera original, creativa y compleja a la forma de entender la luz que tiene Hollywood.
En Estados Unidos se construyó el primer estudio cinematográfico, el de Thomas Alva Edison. Como señala Mark Cousins en su Historia del cine, los cineastas estadounidenses siempre aspiraron a dominar la luz, a recrearla y finalmente a inventarla, de manera relativamente natural, en un estudio.
Lo que abruma de Gravedad es pensar que se trata de una película que nace desde cero absoluto.
Todo hay que crearlo, todo hay que imaginarlo. No se puede ir al espacio para ver como el sol se refleja en un casco, como rebota la luz sobre el planeta tierra, ni que tan profundo es el cosmos sobre la espalda de un actor.
Lubezki tuvo que crear todo eso en el estudio y con técnicas digitales de última generación. Pero se guió por una absoluta conciencia de la luz.
Además asumió el reto de trabajar la película estereoscopicamente, es decir, en tres dimensiones, lo cual es muy complicado, pero muy importante para la película.
La pericia técnica y la creatividad de Lubezki permitieron que Gravedad tuviera sus mejores cualidades: hacernos sentir que en el espacio no hay arriba y no hay abajo, que la cámara y los personajes se pueden desplazar libremente.
Y todo ello gracias a los movimientos de cámara que logra materializar Lubezki, quien ha sido capaz de fotografiar verdaderas obras maestras sin otra cosa que la luz de la naturaleza, como El árbol de la vida (The Tree of Life: 2011. Malick. Estados Unidos).

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