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lunes, 3 de marzo de 2014

Gravedad y ligereza al gusto de Hollywood


El director articula el lenguaje cinematográfico para generar una película, para narrar su historia y para transmitir emociones, sentimientos e ideas.
La propuesta que Alfonso Cuarón hace en su filme Gvavedad (Gravity. 2014. Estados Unidos y Reino Unido) me parece creativa y compleja. Pero no muy original.
Gravedad le debe todo a películas como El origen (Inception. Christopher Nolan: 2010. Estados Unidos y Reino Unido); La invención de Hugo Cabret (Hugo. Martin Scorsese: 2011. Estados Unidos) e incluso a Avatar (James Cameron: 2009. Estados Unidos y Reino Unido).
La puesta en cámara de estas películas planteaban un tiempo y un espacio en donde el espactador se viera inmerso, ya sea con el uso (o sin él) de la estereoscopia o tercera dimensión.
Pero no siempre la originalidad es un buen criterio de evaluación para una película. Hay que reconocer que Cuarón creó en Gravedad un espacio tiempo en el cosmos gracias al cuidado, delicadeza y firmeza con que mueve a sus actores, desplaza la cámara y corta sólo cuando es oportuno. Nos transmite ese sensación de flotar y no tener a donde llegar, abre la posibilidad de perderse en la ligereza absoluta.
Donde falla el trabajo de Cuarón es en la profundidad, en la capacidad de encontrar un enfoque, un tema que no sea tan simple ni tan trillado.
Finalmente, el mensaje, incluso la postura ética, de la película Gravedad es: si haces las cosas bien y no te rindes, obtendrás lo que deseas. El espíritu humano puede vencer las adversidades. Ya seas un migrante mexicano o un astronauta perdido en el espacio.
Eso es lo que le gusta a Hollywood. Qué diferencia con otras películas mas subversivas que compitieron en esta misma entrega con la obra de Cuarón: El Lobo Wall Street (The Wolf of Wall Street. Martin Scorsese: 2013. Estados Unidos) que expone una historia de ambición desmedida donde el protagonista es sancionado únicamente cuando hace lo correcto ó 12 años esclavo (12 Years a Slave. Steve McQueen: 2013. Estados Unidos y Reino Unido) que atisba en los límites de la degradación y el dolor humanos.
Gravedad falla a ese nivel. Transmite un misticismo bastante hueco, muy lejos de sus grandes modelos que son 2001: odisea en el espacio (2001: A Space Odyssey. Stanley Kubrick: 1968. Estados Unidos y Reino Unido) y Solaris (Solyaris. Andrei Tarkovsky: 1972. Unión Soviética).
Ambas película dejaban ver que el espacio era la frontera de lo trascendental en lo humano.
Gravedad ni siquiera puede aproximarse a esas complejidades. Su enfoque es light, asunto de superación personal, hueco y sin trascendencia. Y en parte es la responsabilidad de la elección del tema por parte de Cuarón y de su misma co - escritura del guión.
No creo que tenga caso echar las campanas al vuelo por los méritos personales de los cineastas de origen mexicano en Estados Unidos. Y también creo que se debe reflexionar mas a fondo sobre las películas mismas.
Tampoco me agradan los políticos y autoridades de la cultura o los periodistas y cronistas de espectáculos que tratarán de sacar partido de la ardua brega de los migrantes que se fueron a Hollywood dejando atrás un país donde se debería poder hacer cine.

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