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lunes, 3 de marzo de 2014

Mexicanos en los Oscares. Silencio y Gravedad.


Ya he tenido oportunidad de sostener este argumento en otros espacios: la entrega de los premios de la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas de los Estados Unidos es importante:
  1. Por que representa una manera entender qué es el cine,
  2. Por que esa concepción del cine tiene el apoyo de una gran estructura política, económica y de medios de comunicación.
Independientemente de filias y fobias la entrega del Óscar sigue siendo un gran espectáculo que mueve a las audiencias.
Hoy se celebra que 3 mexicanos hayan recibido premios muy importantes: Alfonso Cuarón, Óscar a la mejor edición y dirección. Emmanuel Lubezki, mejor cinefotografía. Ambos por la misma película: Gravedad (Gravity: 2013. Cuarón. Estados Unidos y Reino Unido).
A eso se le suma la presencia de Lupita Nyong'o la bella keniana nacida en el Distrito Federal que obtuvo el Óscar a la mejor actriz de soporte en la película 12 años esclavo (12 Years a Slave: 2013. McQueen. Estados Unidos y Reino Unido).
Es difícil evaluar si fue justa o no la repartición de premios: no se han estrenado todas las películas en los cines de San Luis Potosí y, aunque se pueden ver gracias al internet, yo sigo esperando la oportunidad de apreciarlas en el cine.
Lo cierto es que hay una euforia nacionalista. El hecho de que tengamos tan poco que celebrar en este país hace sentir regocijo por los logros de los mexicano y hasta de los que nomás nacieron en México y nunca vivieron aquí.
Hay que analizar las cosas con calma. Cuarón y Lubezki, el director y cinefotógrafo de Gravedad nacieron en México, estudiaron cine en la escuela de la Universidad Nacional Autónoma de México, el CUEC de la UNAM.
Forman parte de una generación de cineastas que empezaron a filmar a finales de los ochentas, principios de los noventas del siglo pasado.
Ellos tuvieron que irse de México ante la imposibilidad real de no poder hacer cine en nuestro país. Si se hubieran quedado hubieran podido filmar una que una vez cada 10 años y en condiciones muy poco favorables, viviendo de la publicidad, la televisión o de dar clases. Oficios todos dignos, pero periféricos a la vocación de un cineasta.
En aquellos años, los sexenios de los priístas Carlos Salinas de Gortari y de Ernesto Zedillo, el cine mexicano llegaría a vivir su peor período. La producción disminuiría hasta llegar a 7 películas por año.
Como muchos otros millones de mexicanos, Cuarón, Lubezki, Guillermo del Toro, Alejandro González Iñárritu, Rodrigo Prieto y Guillermo Navarro se fueron a Estados Unidos.
Y los reconocimientos que obtienen hoy son evidencia de los talentos que hemos perdido en nuestro país. Los que se han quedado y se han quedado en el silencio son incuantificables.
Por eso yo no comparto la euforia de los premios Oscar a los mexicanos.

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