Ya he
tenido oportunidad de sostener este argumento en otros espacios: la
entrega de los premios de la Academia de Ciencias y Artes
Cinematográficas de los Estados Unidos es importante:
- Por que representa una manera entender qué es el cine,
- Por que esa concepción del cine tiene el apoyo de una gran estructura política, económica y de medios de comunicación.
Independientemente
de filias y fobias la entrega del Óscar sigue siendo un gran
espectáculo que mueve a las audiencias.
Hoy se
celebra que 3 mexicanos hayan recibido premios muy importantes:
Alfonso Cuarón, Óscar a la mejor edición y dirección. Emmanuel Lubezki, mejor cinefotografía. Ambos por la misma película:
Gravedad (Gravity: 2013. Cuarón. Estados Unidos y Reino Unido).
A eso
se le suma la presencia de Lupita Nyong'o la bella keniana nacida en el Distrito Federal que obtuvo el Óscar a la mejor actriz de soporte en la
película 12 años esclavo (12 Years a Slave: 2013. McQueen. Estados Unidos y Reino Unido).
Es
difícil evaluar si fue justa o no la repartición de premios: no se
han estrenado todas las películas en los cines de San Luis Potosí
y, aunque se pueden ver gracias al internet, yo sigo esperando la
oportunidad de apreciarlas en el cine.
Lo
cierto es que hay una euforia nacionalista. El hecho de que tengamos
tan poco que celebrar en este país hace sentir regocijo por los
logros de los mexicano y hasta de los que nomás nacieron en México y nunca vivieron aquí.
Hay que analizar las cosas con calma. Cuarón y Lubezki, el director
y cinefotógrafo de Gravedad nacieron en México, estudiaron cine en
la escuela de la Universidad Nacional Autónoma de México, el CUEC de la UNAM.
Forman
parte de una generación de cineastas que empezaron a filmar a finales
de los ochentas, principios de los noventas del siglo pasado.
Ellos
tuvieron que irse de México ante la imposibilidad real de no poder
hacer cine en nuestro país. Si se hubieran quedado hubieran podido filmar
una que una vez cada 10 años y en condiciones muy poco favorables, viviendo de la publicidad, la televisión o de dar clases. Oficios todos dignos, pero periféricos a la vocación de un cineasta.
En
aquellos años, los sexenios de los priístas Carlos Salinas de
Gortari y de Ernesto Zedillo, el cine mexicano llegaría a vivir su
peor período. La producción disminuiría hasta llegar a 7 películas
por año.
Como
muchos otros millones de mexicanos, Cuarón, Lubezki, Guillermo del
Toro, Alejandro González Iñárritu, Rodrigo Prieto y Guillermo
Navarro se fueron a Estados Unidos.
Y los
reconocimientos que obtienen hoy son evidencia de los talentos que
hemos perdido en nuestro país. Los que se han quedado y se han
quedado en el silencio son incuantificables.
Por
eso yo no comparto la euforia de los premios Oscar a los mexicanos.
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